Opinión Articulistas

Heridas de la independencia

Heridas de la independencia

Elvis Valoy

Como si la desgracia vestida de hambre, atraso y perenne miseria lo persiguiera, y con escasas posibilidades de superar el infernal bucle del subdesarrollo, Haití arriba el miércoles 1 de enero al 221 aniversario de su independencia, efeméride que encuentra a ese país cabalgando por los vericuetos de la violencia y la barbarie.

Gesta heroica lograda por Jean Jacques-Dessalines en 1804, Haití sucumbió dos años después, resultado del magnicidio perpetrado por un grupo de mulatos que consideraron a Dessalines aliado de la negritud.
La población de ese territorio para el siglo XVIII estaba compuesta por 450,000 esclavos africanos, 40,000 blancos y aproximadamente 30,000 mulatos o affranchis.

Desde la independencia hasta nuestros días, el problema del color de la piel ha estado reflejado en cada capítulo de la historia haitiana, hostigándose a la mayoría de mandatarios que mostrara simpatías por uno de los grupos discriminatorios que componen el espectro socio-económico haitiano. De los 22 mandatarios que tuvo Haití entre 1843 y 1915, 21 fueron o depuestos o eliminados: Vilbrum Guillaume, derrocado y descuartizado en 1888; Cincinnatus Leconte, asesinado con una bomba en 1912; Dumarsais Estimé, defenestrado en 1950, etc. Únicamente se salvaron las dictaduras, como la de Papa Doc, que ahogaban en sangre a sus opositores.

Intelectuales haitianos —como Jean Price-Mars—azuzaban dichas contradicciones racistas.
Junto al segregacionismo, tanto Estados Unidos como Francia tienen culpa del enorme retraso haitiano. Su independencia se libró en contra de la esclavitud que impuso el imperio francés en su colonia de Saint- Domingue. Este asentamiento esclavista le reportaba a Francia grandes beneficios.

Para el año 1789 las exportaciones de azúcar a Europa fueron casi iguales que las exportaciones totales de todas las colonias británicas, destacándose que este enclave fue el principal productor de café del mundo.