Editorial

Hombre por el hombre

Hombre por el hombre

La pertinencia de un aumento general de salarios, que ha estado ausente en el debate electoral, ha sido colocada de nuevo sobre la mesa de las ponderaciones durante un panel organizado por la Cámara Americana de Comercio, que abordó también los temas de productividad y crecimiento.
No pocos economistas y empresarios advierten que un incremento salarial provocaría más la inflación, agravaría el déficit fiscal, la balanza comercial, aumentaría el flujo migratorio, desempleo y quiebra de empresas.

Basado en esos espeluznantes presagios, no quedaría otro camino que mantener congelado el salario para que la economía siga creciendo y la riqueza que genere llegue a la familia por alguna otra vía que no sea la de valorar adecuadamente el uso de la mano de obra.

Gremios empresariales consideran que en adicción a los argumentos citados, se requiere modificar el Código de Trabajo para conculcar conquistas laborales que datan de más de cincuenta años, como la cesantía, preaviso, licencia por maternidad, jornada de 48 horas, trabajo nocturno, entre otras.
Con inusitada frecuencia se recurre al sambenito de que las empresas no resisten tan abultados costos, por lo que literalmente se requiere que empleados y trabajadores congelen sus ingresos como única manera de preservar sus empleos.

Ante esos argumentos de poco serviría decir que un aumento general de salario motiva un incremento en el consumo de bienes y servicios y, por tanto, en el crecimiento de todas las unidades productivas, además de que se convierte en la mejor vía para una justa redistribución de la rentabilidad.

Quienes plantean la tesis de que un reajuste salarial obraría como detonante en perjuicio de las empresas, las finanzas públicas y propios trabajadores, deberían precisar sobre cuál es el porcentaje que representa el salario en el costo global del proceso de producción. Es claro que no es el mayor.

Es mejor afrontar las consecuencias que sobre las cuentas nacionales y las de las empresas tendría un aumento general de salarios que persistir en el absurdo de construir una economía y una sociedad sobre la cruenta explotación del hombre por el hombre, en base a la fórmula de enseñar al burro a no comer.

El Nacional

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