Iglesia dominicana

Ernesto Guerrero
guerrerocamiloe@gmail.com

La Iglesia católica está perdiendo feligreses; los evangélicos (perpetuos competidores) siguen aumentando numérica y porcentualmente en todo el mundo. A fin de revertir esta tendencia, la cúpula de la iglesia de Pedro en dominicana, asume la dirección de una oprobiosa y fundamentalista campaña, para amparar el riesgo de muerte de muchas mujeres jóvenes y pobres.
Con el advenimiento del nuevo Papa, se pensó que la iglesia seria renovada y adaptada a los nuevos tiempos. No obstante, temas como: El celibato, rol de las mujeres, divorcio, anticonceptivos, aborto y homosexualidad siguen dominados por una estructura y pensamiento ortodoxo, que junto a los escándalos financieros y de pedofilia hunden cada vez más a la iglesia, a pesar de los buenos deseos de Francisco.
Bajo la dirección del Cardenal López se avanzó poco o nada, y cuando se especuló que Víctor Masalles; su discípulo más aventajado, heredaría el cargo, fuimos gratamente sorprendidos con la designación de Francisco Osoria, un eclesiástico de tendencia moderada y defensor de las nuevas corrientes en el Vaticano que predica menos hostilidad hacia los homosexuales y respaldo a los derechos de los migrantes.
Probablemente, recientes declaraciones del Papa y la presión de los obispos lo motivaron para que irrumpiera en los dominios del “Cesar” y cual caballero templario conducir su tropa en la más absurda y desigual de las batallas, menospreciando que la mayoría de la población incluyendo una parte importante de sus feligreses, están de acuerdo con despenalizar las tres causales.
Es penoso que deliberadamente se utilicen argumentos falsos, puesto que no es verdad que se está pidiendo y/o promoviendo el aborto (legítimo derecho de las mujeres) lo que se pide es una “migaja” “Permitir que las puedan decidir si continuar o interrumpir un embarazo bajo tres condiciones muy humanas, y vigentes en todos los países”.
Si los legisladores se acobardan, probablemente se decidirá en el Tribunal Constitucional y nueva vez, el país enfrentará fuertes presiones a nivel nacional e internacional.
El mismo Vaticano podrá verse afectado al ser comparado con los talibanes; estado fundamentalista, que promueve leyes contrarias a los derechos humanos. Para la iglesia, los resultados de esta campaña serán siempre contraproducentes. Quizás sea esta la oportunidad del país para deshacerse del nefasto concordato.