Editorial

Ilegal y ridículo

Ilegal y ridículo

Además de transgredir la Constitución de la República, impedir el ingreso a bares, discotecas y restaurantes de parroquianos por el color de su piel, propietarios y gerentes de esos establecimientos incurren en una acción ridícula y burda en una nación de mayoría negra y mulata.

Un amplio reportaje publicado en la edición dominical de El Nacional describe la afrenta que constituye la veda de ciudadanos a centros de diversión o entretenimiento motivado por discriminación racial, origen y procedencia social o por razones económicas.

Legaciones diplomáticas ha sugerido a su personal no asistir a determinados bares y discotecas porque en esos lugares se aplican restricciones a parroquianos negros, lo que constituye una afrenta a una sociedad que se precia de democrática y cuyas leyes adjetivas y sustantivas prohíben todo tipo de discriminación.

Son muchas las personas que se abstienen de asistir a esos lugares, aun en calidad de invitados por compañeros de trabajo o de estudios, ante el temor de que sufran desconsideraciones por parte de personal que tiene instrucción de impedir el ingreso de “gente de color” o que no reflejen bonanza económica.

Por tratarse de un derecho difuso, es decir que su vigencia y cumplimiento corresponde como obligación al Estado y a la sociedad, la discriminación racial o económica que se aplica en discotecas, bares y restaurantes debe ser perseguida y erradicada por el Ministerio Publico y el orden judicial.

Resulta inaceptable que en la sociedad dominicana se impongan formas de segregación racial, en violación al artículo 39 de la Constitución, que establece el principio de igualdad entre los ciudadanos. Impedir ingreso de negros a esos lugares es inconstitucional, abusivo y ridículo.

Atrevimiento

El complicado tema del control migratorio derivado de una sentencia del Tribunal Constitucional, de una ley y de un reglamento, deriva ahora en una extraña campaña que promueve la eliminación de la frontera entre República Dominicana y Haití.
Ojalá que ese atrevimiento sea solo un aspaviento que como el gusarapo no salga del estanque foráneo para convertirse en mosquito, porque de antemano ese absurdo de unificación de la isla cuenta con el rechazo absoluto del Estado y de la población.

 

El Nacional

Es la voz de los que no tienen voz y representa los intereses de aquellos que aportan y trabajan por edificar una gran nación