Cabe esperar que no sean más que meras especulaciones las versiones de que la alianza entre los otrora antagónicos Partido Revolucionario Dominicano (PRD) y el gubernamental de la Liberación Dominicana (PLD) implica la mutilación del territorio para crear dos nuevas provincias. Porque de ser así se trataría de un atentado al erario, por los gastos que supondría, para satisfacer censurables ambiciones partidarias.
Las 32 provincias con que cuenta el país, incluido el Distrito Nacional, constituyen de por sí un exceso en una nación con apenas 48 mil kilómetros cuadrados y poco más de 10 millones de habitantes. Estados Unidos, cuyo modelo político se ha citado como base para la reforma constitucional que permite la reelección presidencial, cuenta con 52 estados para una población de más de 330 millones de habitantes. Si se quiere, se trata de un buen referente.
Las dos nuevas provincias, que se denominarían José Francisco Peña Gómez y Juan Bosch, serían resultado de la división del Gran Santo Domingo. Además de los senadores, que en función del acuerdo las candidaturas serían otorgadas al PRD, las provincias contarían, como cabe suponer, con diputados, síndicos, regidores y los empleados administrativos. Por lo que ha trascendido el propósito para la creación, aunque se dijo que había un proyecto, no es hacer más eficiente el servicio público.
Si los partidos políticos entienden que tienen que llegar a acuerdos para garantizar o preservar su cuota de poder esos son sus problemas. La ciudadanía sabrá cómo valorar esas decisiones. Pero es una actitud irresponsable legislar en su provecho sobre la base de la mutilación del territorio en función de la tiranía de las mayorías. Habría que orar para que en el marco de la nueva coyuntura al PRD y al PLD no se les ocurra crear nuevos ministerios y direcciones generales para repartírselos entre los nuevos aliados.
Al tratarse de una versión extraoficial ofrecida por un vocero que no se caracteriza por su buena reputación, como José Francisco Peña Guaba, hay que esperar que la creación de las dos nuevas provincias sea incierto. Y si en verdad ha estado en los planes del PRD y el PLD que la iniciativa, por el costo que tendría para la nación, no prospere. El buen juicio tiene que prevalecer en aras de un futuro más promisorio para las grandes mayorías.
República Dominicana no es un botín de los partidos políticos. Mientras en países como Francia, España, Italia y Grecia, para citar solo unos cuantos, se han eliminado y fusionado secretarías para ahorrar recursos, es inconcebible que este país, a pesar de su apoteósico crecimiento económico de un 6.5% en el primer trimestre de este año, pueda plantearse incrementar el gasto burocrático solo para satisfacer el clientelismo político.