Los más de tres millones de habitantes del Gran Santo Domingo todavía no han sufrido los efectos del incendio del vertedero de Duquesa en cuanto a la acumulación de basura, pero sí el problema respiratorio por el impacto de la humareda. En tanto aún se ignoran las causas, el siniestro no acaba de ser sofocado ni siquiera con la colaboración de bomberos de Puerto Rico y la participación de brigadas de los más diversos cuerpos de bomberos del país, así como de los ministerios de Obras Públicas y Medio Ambiente. Se han ofrecido muchas declaraciones, pero el fuego en el vertedero de un millón 229 mil metros cuadrados se ha convertido en un gran misterio. La politiquería no ha faltado sobre un siniestro cuya dilación para sofocarlo lo torna más suspicaz. El vertedero es controlado por el Ayuntamiento de Santo Domingo Norte, que en las elecciones de marzo retuvo el Partido de la Liberación Dominicana (PLD). Pero en el espacio depositan los desperdicios los cabildos de Santo Domingo Este, Distrito Nacional, Santo Domingo Oeste, Los Alcarrizos y otros, todos ganados por el opositor Partido Revolucionario Moderno (PRM). Un simple ejercicio demuestra con claridad cuáles serían los cabildos más perjudicados con las dificultades para el destino final de la basura. El incendio en el vertedero de Duquesa, que se ha convertido en un auténtico desafío para la eficiencia técnica y administrativa, no solo tiene que sofocarse cuanto antes, sino aclararse con seriedad las causas que lo originaron. El caso no debe ingresar en la oprobiosa galería de escándalos impunes.

