Ministerio Público y Policía anunciaron ayer el desmantelamiento de una red con ramificaciones internacionales dedicada al contrabando, falsificación y tráfico de medicamentos, una extendida práctica criminal que pone en peligro la salud de la población.
En cualquier sociedad civilizada, la comercialización de medicamentos falsificados o adulterados constituye un delito gravoso que conlleva larga pena de prisión, pero aquí, ese tipo de veneno se vende como pan caliente.
Se cuentan por miles los pacientes con enfermedades crónicas o catastróficas que consumen medicamentos falsos, lo que conlleva a que sus males se agraven o no se curen, porque simplemente han sido víctimas de una conducta criminal.
De nuevo se reclama que policía, fiscalía y jueces desmantelen todo el andamiaje de una millonaria industria de falsificación de medicamentos, apresen y condenen a quienes se lucran a costa de la salud de los ciudadanos.
Alivio
El Gobierno de Haití desmintió ayer que haya dispuesto la prohibición de ingreso a su territorio de 33 productos de República Dominicana, lo que constituye un motivo de alivio para productores nacionales y consumidores haitianos que se benefician de un fluido comercio bilateral.
La información sobre la veda comercial, en principio atribuida al primer ministro Evans Paul, fue definida por el propio funcionario como un rumor, lo que despeja preocupación de que se tratara de una medida de retaliación por la repatriación de indocumentados haitianos.
A las autoridades haitianas les asiste derecho, como lo ha hecho el ministro Paul, de reclamar que el proceso de deportaciones o retorno voluntario de inmigrantes irregulares se realice de conformidad con la ley y el derecho internacional.
El Gobierno dominicano ha expresado su compromiso de completar el proceso de regularización migratoria con absoluto apego a los derechos humanos, lo que sin dudas debería ayudar a que ambos países tiendan puente de comprensión en torno a ese y otros temas de mutuo vínculo e interés.