Editorial

Ingobernabilidad en Haití

Ingobernabilidad en Haití

El nuevo primer ministro de Haití asumió el cargo con el encargo de afrontar una crisis política agravada por la expiración del mandato de la Cámara de Diputados y de un tercio del Senado, la decisión del presidente Michel Martelly de gobernar por decreto, y de extendidas manifestaciones en reclamo de su dimisión.

La tarea encomendada a Evans Paul, un ex alcalde de Puerto Príncipe, se define como difícil, dado el progresivo estado de deterioro político, derivado de la posición radical asumida por una parte de la oposición que reclama en las calles la renuncia de Martelly.

En medio de un virtual vacío institucional, Martelly maniobra para evitar que se profundice el estado de ingobernabilidad, por lo que ha prometido la conformación de un Gobierno de consenso, así como la renovación del órgano electoral que organice elecciones legislativas y municipales.

El acuerdo firmado por el Presidente haitiano con más de veinte organizaciones políticas no menciona fecha para la celebración de comicios ni de retornar mandato al disuelto Parlamento, señal de que en término de progreso hacia un diálogo efectivo, Haití parece estar en punto cero.

El vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, presiona a Martelly y a su equipo gobernante para que fijen el cronograma de las elecciones que llevan casi dos años de atraso, pero el jefe de Estado limita su promesa a la pronta conformación de un Gobierno de consenso y a la reconformación del órgano electoral.

La crisis haitiana preocupa también a la Organización de Estados Americanos (OEA) y al conjunto de países que conforman la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización en Haití (Minustah), algunos de los cuales han advertido que retirarán sus tropas si Martelly persiste en gobernar por decreto.

Ese deteriorado cuadro político se refleja en el cordón fronterizo con frecuentes incidentes que protagonizan manifestantes haitianos o con el incremento de la inmigración hacia territorio dominicano, por lo que el Gobierno hace bien en disponer un incremento del patrullaje militar en la zona.

Las autoridades dominicanas están compelidas a monitorear la crisis haitiana, así como adoptar las previsiones de lugar, a los fines de que un indeseado agravamiento de ese escenario de ingobernabilidad no haga explosión por el lado de la frontera ni repercuta en un caos migratorio.

El Nacional

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