En lo relativo a los ingresos del Estado como parte de los temas a ser tratados en el eventual Pacto Fiscal, para que tenga éxito este debe ser abordado con el objetivo de reducir la informalidad en nuestra economía. En el centro del tema de la informalidad está el Impuesto Sobre la Renta (ISR) a personas jurídicas, que actualmente se cobra a una tasa de 27% y que tiene un costo alto de cumplimiento tanto para el que paga como para el que lo cobra. La reducción de la tasa de ese impuesto así como su simplificación es fundamental para el éxito del pacto fiscal y una eventual dinamización de nuestra economía.
El objetivo primordial del Pacto Fiscal, en lo relativo a los ingresos, será ampliar la base de contribuyentes para distribuir la carga tributaria que injustamente está recayendo sobre unos pocos, generando el malestar harto conocido por los parchos fiscales de años anteriores. La ampliación de esa base descansa en la formalización de las docenas de miles de negocios que actualmente operan en la sombras, y para ello es necesario reformar el Impuesto Sobre la Renta sobre las personas jurídicas.
La insostenibilidad del actual impuesto queda en evidencia con la gran abundancia de exenciones a este dispuestas en múltiples leyes a modo de “incentivos” para una u otra industria, jugando el Estado a ser el omnipotente económico que elige ganadores y perdedores en el mercado sin necesidad, y en perjuicio de sus propios bolsillos.
Reducir la tasa a un nivel más competitivo, simplificar el cumplimiento (pago y cobro) del impuesto y de paso eliminar elementos distorsionantes como el anticipo que se cobra con cargo al ISR de personas jurídicas, reduciría sensiblemente los costos para los negocios que operen de manera formal y se mitigaría uno de los principales incentivos a la informalidad que tiene actualmente nuestro sistema.
Debo aclarar que no necesariamente la reducción de la tasa y simplificación del Impuesto Sobre la Renta por sí sola será suficiente para reducir la informalidad de la economía dominicana, pero si entiendo que si no se logra esto, poder alcanzar ese objetivo será muy cuesta arriba.
Claramente en materia de creación de empleos y la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos la fórmula de crear incentivos selectivos para algunos sectores, no es suficiente. Por lo que debemos considerar la ejecución de un gran incentivo para toda la economía nacional, alejándonos de un impuesto que castiga directamente a la producción y la generación de empleos y enfocando las necesidades fiscales del Estado hacia otra parte.