No sabes lo fuerte que eres hasta que ser fuerte es la única opción que tienes.”
Bob Marley
“Te digo adiós para toda la vida, pero toda la vida seguiré pensando en ti.”
José Ángel Buesa
Juanchy Sánchez: Se nos fue un amigo fiel.
Juanchy era un buen ser humano.
Aprendí mucho en nuestras conversaciones de diferentes temas, a pesar de mis recorridos por la vida por varias décadas.
Juanchy era inteligente, agresivo en su trabajo, no descansaba ni para dormir.
Juanchy tenía un don especial: decía lo que sentía y lo proclamaba a los cuatro vientos.
Me gustaba cuando me llamaba y me decía: “Juventud, ¿en qué está usted?…Dígame algo: ¿cómo andan el club Mauricio Báez y El Nacional?
Juanchy sabía quiénes eran sus amigos y los tenía en un lugar especial.
Juanchy amaba como nadie a sus Águilas Cibaeñas y sufría sus derrotas.
Nunca olvidaré que en una ocasión en que las Águilas vencieron a los Tigres en una final, me llamó y me reclamó: “Leo, escribe el “Entierro del Tigre.’ Sonreí y le respondí: “Juventud, no tengo tiempo, estoy con muchos compromisos”.
Entonces, con una gran carcajada, Juanchy me expresó: “Anjá y es fácil. Tú quieres más al Licey que al Mauricio Báez.”
Inmediatamente le dije en voz alta. “Mi hermano, eso nunca lo pienses: Villa Juana es Villa Juana”.
En el play
Cuando se enfrentaban Águilas y Licey en el estadio Quisqueya, Juanchy viajaba desde Santiago con varios de sus amigos y siempre estaba Julio Pichardo. Me guardaban un asiento en el palco, cerca del dugout de los cibaeños.
Allí gozaba y eran momentos para dejar atrás las tensiones de varios días. Los chistes, las críticas de algunos estrategas, de los mánagers y otros temas, eran las principales conversaciones.
Respetuoso
A pesar de mi estrecha amistad con el querido y siempre recordado, Juanchy, nunca me llamó para buscar una defensa a través de El Nacional o mi columna, cuando tenía enfrentamientos con un directivo de las Águilas o un choque de opiniones con uno de los dirigentes de los equipos contrarios.
Era respetuoso de la libertad de prensa.
Agradezco su muestra de confianza, pues en muchas ocasiones, me consultó sobre cosas personales y me solicitó consejos en casos específicos de béisbol.
Familia
Mis hijos, César, Alba Cecilia, Amaury Heredia Guerra y mi esposa Cecilia Guerra (Noy), querían mucho a Juanchy.
César tenía excelentes relaciones con Juanchy. Se trataban como hermanos. Y eso me hacía sentir orgulloso.
Un duro golpe
Cuando supe de su fallecimiento, tuve la sensación de haber recibido un fuerte golpe en la cabeza. Sentí frío, dolor de garganta. Me dolía el pecho y lloré.
Miré al cielo y recordé lo especial que era Juanchy.
Jochy
Dialogaba mucho con Jochy, el hermano de Juanchy, desde que sufrió el aparatoso accidente en Montecristi, en el que casi pierde la vida. Fue otro momento angustioso.
Estuve muy atento y en contacto con Jochy para saber sobre el estado de salud de Juanchy.
Me decía que estaba atencionado por excelentes médicos, incluyendo una cuñada. Me habló de la preocupación del doctor Rafael Sánchez Español, director del Hospital Metropolitano de Santiago (HOMS), donde estaba internado desde el pasado 24 de diciembre.
Juanchy quería un montón a sus hermanos y los distinguía, aunque en la intimidad, podrían debatir sus posiciones. Y eso lo hacía más grande.
Hablé con Luichy.
Conversé con Luichy, hermano de Juanchy.
Recordamos a su padre, el ingeniero Juan Bautista Sánchez Correa, quien tenía una sólida amistad con el ingeniero Bienvenido Martínez Brea (Bebecito). Ambos fallecidos. Dos caballeros que le hicieron mucho bien al país y en especial a la juventud.
Luichy dijo con mucha razón. El dolor que tengo por la muerte de Juanchy, solo supera el fallecimiento de mi madre, doña Brunilda Peralta.
Familiares
Nuestras condolencias a sus hermanos, Jochy, Luichy, Verónica, Ana María y Carlitos.
A su esposa, Iris Núñez, a los hijos: John, Joan, Joyce, Juan y Jaylín.
Se nos fue un campeón.
Y lo hizo como un mandato de Dios, horas después que sus amadas Águilas Cibaeñas conquistaron el título del béisbol invernal.
Adiós hermano. Siempre te llevaré en mi corazón.
Hasta mañana, si Dios quiere, dominicanos.