Editorial

Juicio político

Juicio político

El inicio hoy en la Cámara de Diputados de Brasil del debate sobre los méritos que tendría un juicio político a la presidenta Dilma Rousseff, descorre las cortinas para mostrar una amplia extensión de América Latina sumida en crisis política y en retroceso económico.

Ese corredor de incertidumbre incluye en menor o mayor grado a Venezuela, Bolivia, Argentina, Ecuador, Uruguay, Paraguay, Chile y Colombia, naciones afectadas por un difícil entorno económico, malestares institucionales o judicialización de la política.

No debe olvidarse que hasta hace poco, Brasil se colocó junto a China, Rusia, India y Sudáfrica, como las naciones emergentes que signaron el crecimiento económico mundial, pero hoy está sumido en el pantano de la recesión sin posibilidad de recuperarse en el corto plazo.

Durante los ocho años de gobierno del presidente Luiz Inácio Lula Da Silva, casi 40 millones de brasileños pasaron de extrema pobreza a pobreza moderada y a la clase media, sin que el tema de la prevaricación se colocara en primer plano.

Con la crisis causada básicamente por el freno del crecimiento chino, reducción de los precios del petróleo, metales y de materias primas de origen agrícola, afloró lo que se ha denominado como “judicialización de la política”, que en Brasil afecta al segundo mandato de la presidenta Rousseff.
Son amplias las posibilidades de que se formalice el juicio político contra la mandataria y de que sea destituida por el Senado, pero también de que Brasil ahonde su crisis política y económica a niveles sin precedentes y con obvia afectación sobre el resto de Suramérica.

Aunque América Central y el Caribe se benefician del colapso del petróleo y la franca recuperación de la economía estadounidense, no debería olvidarse que la profunda crisis que sacude al sur de América Latina de agravarse aún más se extendería por todo el continente.

No parece que la oposición política en Brasil esté libre de pecado como para lanzar piedras contra la corrupción, pero, para la salud de una endeble democracia en América, se requiere que el liderazgo político y económico de esa gran nación se coloque a la altura de las circunstancias y evite un desbordamiento del caos.

El Nacional

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