El béisbol en la República Dominicana no es solo un deporte: es una
fuente de ingreso fundamental y el sueño más alcanzable para miles de jóvenes que aspiran a firmar con una organización profesional.
Sin embargo, parece que quienes deberían velar por el bienestar de este deporte y por el futuro de nuestra juventud, están tomando decisiones que lo amenazan gravemente.
Por razones difíciles de entender, figuras clave como el comisionado
de béisbol, Junior Noboa, y el senador Santiago Zorrilla (representante de la provincia El Seibo), están impulsando un proyecto de ley que propone retener el 30% del bono de firma de los prospectos, con el supuesto propósito de guardarlo en un fideicomiso hasta que alcancen la mayoría de edad.
¿Estamos creando una nueva AFP sin consentimiento?
La pregunta es simple, pero poderosa: ¿Tiene el Estado dominicano el derecho de impedir que un joven use el dinero que ha ganado legítimamente, justo en el momento en que más lo necesita?
Si el comisionado de béisbol respalda este proyecto de ley, entonces está dando la espalda a los prospectos, a los niños y jóvenes que sueñan con una mejor vida a través del béisbol. Su apoyo sugiere una agenda oculta, quizás con la intención de controlar o beneficiarse de los fondos que anualmente produce este sistema.
Si el senador Zorrilla busca realmente lo mejor para el béisbol dominicano, debió iniciar este camino, dialogando con entidades especializadas como la Asociación Internacional de Béisbol Independiente (AIBI), que cuenta con más de seis mil miembros a nivel nacional.
Esta organización trabaja de forma directa con los niños, entrenadores y jóvenes que luchan por llegar a las Grandes Ligas, y conoce de primera mano las verdaderas necesidades del sistema.
Este proyecto de ley, actualmente bajo estudio en la Cámara de Diputados, no debe prosperar en su forma actual. Si bien se puede discutir una propuesta que beneficie a todas las partes, incluidos los atletas, entrenadores, familias y el Estado, jamás debe imponerse una medida que obligue a alguien a ceder su dinero ni exigirle a entidades privadas que paguen impuestos sin recibir ningún
tipo de apoyo oficial.
A las autoridades: escuchen a los que conocen y viven el béisbol desde adentro. No legislen a espaldas del pueblo, y mucho menos imponiendo medidas abusivas en nombre de un supuesto bienestar colectivo.
La República Dominicana es una democracia, no una dictadura. Y lo
que hoy se percibe es un abuso de poder disfrazado de buena intención, promovido por dos figuras públicas que, en lugar de fortalecer el deporte, dan la impresión de estar decididas a destruirlo desde dentro.
Por: Héctor García
hectorgarciasr@gmail.com