El gobernador del Banco Central ha ofrecido la buena nueva de que el país se ahorrará unos 600 millones de dólares con la notable baja en los precios del petróleo, lo que ayudará a reducir el déficit de la cuenta corriente, de 2,9% en este año y de 3,1% en 2015, en proporción al Producto Interno Bruto (PIB).
A más de que la cotización del carburante se ha reducido en promedio de US$99.36, a US$84.56 el barril, el licenciado Héctor Valdez Albizu prevé que se incrementará el ingreso de divisas a unos cinco mil 600 millones de dólares con la llegada a República Dominicana de unos seis millones de turistas.
En su informe ante el Congreso de Banca y Economía, el funcionario prevé que a la economía ingresarán unos 22 mil millones de dólares, incluidos más de diez mil por exportaciones, US$4,600 millones por remesas y US$2,200 por inversión extranjera.
No todo el mundo sabía que en el último decenio el valor del PIB dominicano se ha triplicado, al aumentar de US$20,432 millones en 2003, a US$61,223 millones en 2013, lo que sitúa la economía dominicana entre las primeras diez del continente.
Esas buenas noticias colisionan con un informe del Banco Mundial sobre la baja calidad del gasto público, al definir como muy baja la inversión y la calidad en salud, educación, electricidad y provisión de agua potable, con relación al promedio en América Latina.
En un estudio sobre la economía del desarrollo en República Dominicana, el Banco Mundial refiere que “el interés de unos pocos puede estar sesgando el desarrollo de las políticas públicas”, lo que impide que algunas iniciativas sobre el papel tengan impacto real.
En ese informe se advierte sobre pronunciada desigualdad social y bajo impacto de las políticas públicas en los sectores de menores ingresos, por lo que hace falta que el crecimiento de la economía que ha referido el gobernador del Banco Central se convierta en auténtico desarrollo social.
Con toda razón se dice que la Virgen de la Altagracia protege al pueblo dominicano, porque a pesar de la convulsión financiera mundial, ningún huracán ha impactado en forma destructiva sobre las cuentas nacionales, aunque todavía no se cumple cabalmente con el ideal divino de justicia social.