Opinión Articulistas

Juventud acumulada

Juventud acumulada

Fidelio Despradel

Leer entre lineas

Creo que después de la carta de Premio Nobel de la Paz a Premio Nobel de la Paz, de Pérez Esquivel a Corina Machado, no hay nada que añadir sobre este cuestionado premio. Excepto que nadie se ha detenido en el hecho de que este premio es el mayor triunfo, a nivel de la opinión pública mundial, del proceso de lucha en Venezuela.

El Estado venezolano se cansó de presentar pruebas sobre su proceso eleccionario a la opinión publica mundial. Se cansó de presentar su opinión sobre Guaidó a los 50 países de la Unión Europea que lo reconocieron como “presidente”, cuando se autoproclamó como mandatario de un país donde se excluyó por completo la opinión ciudadana.

Agotó sus recursos legales para recuperar 300 toneladas de oro que tiene depositadas en bancos ingleses, la estafa inglesa del siglo. Y, se cansó de explicar quienes eran el exagente de la CIA, Edmundo González (mejor conocido en El Salvador por su imputado rol en el asesinato de siete jesuitas y 4 monjas norteamericanas); y Corina, quien se hizo ciudadana panameña para solicitar la invasión norteamericana de su país, hecho condenado por la Constitución Venezolana.

Todo lo que planteaba el Estado venezolano (no Maduro), se evidenció con diáfana claridad en la llamada de Corina a Trump, para felicitarlo y decirle que era a él que le correspondía el premio. Si recordamos que Trump está embarcado en un golpe de Estado en USA, amenazando con enviar el Ejercito Norteamericano a las ciudades demócratas y “usarlas como “campos de entrenamiento”; y su rol en la creación de MAHA (Make America White Again); esa felicitación ha evidenciado la verdadera naturaleza de esa señora más allá de todos los esfuerzos del Estado Venezolano.

Y, para una humanidad que observa horrorizada la prohibición de libros en La Florida; la negación de la crisis climática; la destrucción del sistema de seguridad social y salud pública norteamericana; el asalto a la educación pública; el trillonario beneficio al club de billonarios amigos de Trump en la exención de impuestos; su denuncia pública del caso Epstein; la felicitación de Corina se ha convertido en el mayor triunfo de la verdad venezolana.

Y en el mayor triunfo de la inteligencia sueca, que evitó así los esfuerzos de Trump por obtener un premio al que solo aspira por su obsesión con Barak Obama, quien lo recibió iniciando su periodo presidencial por el simple hecho de establecer el derecho de la población negra a ocupar la presidencia. Norteamericana.

Imaginamos que Obama, antítesis de la brutal vulgaridad de Trump, se está riendo con la muela de atrás.

Y, nosotros también.

Por: Fidelio Despradel
f.despradel@gmail.com

El Nacional

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