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La administración del agua y la inserción dominicana en el mundo desarrollado

La administración del agua y la inserción dominicana en el mundo desarrollado

Los cambios climáticos y la devastación de la naturaleza comienzan a creer serios problemas en  la República Dominicana, donde una de sus principales manifestaciones es la escasez de agua potable. Los problemas van unido desde la indiscriminada explotación minera, el corte de árboles, la extracción  de materiales en las cuencas de los ríos y una creciente contaminación ambiental.

Entre ecologistas y ambientalistas dominicanos hay una alta preocupación por los problemas que se podrían generar con los recursos relacionados con el agua. El ingeniero  Carlos Michelén, Master of Science Columbia University, señaló que esta situación es muy preocupante. La administración adecuada del recurso agua, fundamentada en el conocimiento, decidirá si la República Dominicana logra insertarse en el mundo desarrollado o si permanece para siempre en el área de la dependencia.

Michelén dice que el aumento vertiginoso de la demanda y los retos derivados del cambio climático en curso no dejan al país otra opción que elevar sustancialmente los conocimientos y criterios de administración del agua. No basta con tener más de cuarenta  presas y miles de kilómetros de canales de riego si los responsables no saben con qué cantidad de agua contaran cada año.

Dice que no significa desarrollo proveer de agua al setenta por ciento de la población si apenas el veinte por ciento  tiene acceso a los procesos de saneamiento de las aguas servidas.  El resultado es que se están contaminando las fuentes, a veces de manera irreversible durante varias generaciones, y naturalmente a eso no hay derecho, ni siquiera en nombre de la calidad de vida. No se puede seguir proveyendo agua cuasi cloacales  como agua para uso humano.

Actualmente para el país es difícil hacer una distribución exitosa del agua para sus diferentes tipos de consumo. Es decir se necesita saber para cada sistema  de captación, almacenamiento y distribución que cantidad de agua dispondremos para la agricultura, para la generación eléctrica, para los abrevaderos y para la industria. Así los diferentes sectores podrían planificar e incluso manejar sus riesgos de una manera racional.

Michelén cree que  no se puede jugar a la ruleta rusa con las inversiones y esperar avanzar hacia el desarrollo. “El agua en la República Dominicana incide en la agricultura y se tornara esencial para alcanzar la competitividad agrícola en el típico escenario de mercados regionales abiertos, en cuanto a la industria sabemos que ya nos encaminamos hacia mercados preferenciales con bajas huellas de carbón, la generación hidroeléctrica es cero huellas de carbono”.

A su juicio si el país administrase  adecuadamente  el agua, esta  podría generar hasta el treinta por ciento de la demanda eléctrica actual.

Agrega que “muchos otros factores intervienen e intervendrán, pero el desarrollo sostenible se fundamenta en la creación y adquisición de conocimientos acerca de los recursos así como la asunción de un conjunto de criterios y valores que conformen una ética apropiada para el uso y explotación de estos”.

Advierte que  la República Dominicana podría estar expuesta a efectos devastadores a causa de cambios en el régimen de  lluvia. Aunque la cantidad anual de lluvia se mantenga o incluso se incremente,  su distribución temporal podría variar sensiblemente. Esto Provocara pérdidas anuales de miles de millones de pesos.

Michelén dice que los métodos productores  de lluvia clásicos fundamentados solo en las estadísticas existentes colapsarán dejando a los administradores de agua en un limbo cognoscitivo.  En consecuencia “la eficiencia de los sistemas de captación y distribución de agua se verá reducida drásticamente. La población se expondría  a una peligrosa reducción de su calidad de vida. Los efectos económicos y sociales derivados de esta incapacidad administrativa impactar negativamente la gobernabilidad”.

.Propuso  la  creación e introducción de nuevos  mecanismos predictores, de la  identificación de nuevas fuentes y de una adecuada revisión de las prioridades de uso del recurso. “Aunque estamos  tarde  y deberíamos ya haber empezado a introducir los cambios requeridos, aun podemos hacerlos, evitando  así pagar un precio inimaginablemente alto”, dice.

 

Sudelka Garcia

Periodista de El Nacional Digital