Editorial

La Constitución

La Constitución

Buenos y verdaderos dominicanos han sido convocados hoy a celebrar con justificado regocijo los 170 años de proclamación de la Constitución de la República, fundamento esencial y garante fundamental del Estado nacional.

Desde la aprobación de la primera Carta Magna, el 6 de noviembre de 1844, ese texto sustantivo ha sido objeto de múltiples violaciones por gobernantes que han pretendido adecuarlo a sus despropósitos, pero una y otra vez la población ha salido en su defensa y custodia.

Así fue después que el general Pedro Santana usó la bayoneta para imponer el consabido articulo 210 en la primigenia Constitución de San Cristóbal y también cuando intentó cercenarla para degradar a la República a la humillante condición de colonia española.

En 1916, la Carta Magna fue por ocho años prisionera de la primera intervención militar de Estados Unidos y a partir de 1930 fue usada como servidumbre de una tiranía sin ejemplo, hasta que pudo resplandecer en 1963, aunque solo por siete meses, con linaje de democracia y liberalismo.

La insurrección de abril de 1965 y la Guerra Patria que se desató tres días después ante la segunda invasión militar de Estados Unidos, tuvieron el propósito de restablecer la Constitución de 1963, demostración de que lo mejor del pueblo dominicano no teme derramar sangre para defenderla.

El 170 aniversario de la Constitución dominicana ha de conmemorarse en medio del acoso de fuerzas supranacionales contra el ordenamiento jurídico y el irrenunciable principio de soberanía nacional, motivo valedero para que hoy más que nunca los dominicanos cierren filas en defensa de su gentilicio.

Desde 1910, el Constituyente dominicano ha establecido con claridad meridiana el alcance de la nacionalidad, principio que cortes imperiales han pretendido borrar junto al propio texto jurídico sobre el que descansa la República y su sagrada independencia política.

Tal y como ha proclamado el magistrado presidente del Tribunal Constitucional, Milton Ray Guevara, la Carta Sustantiva está regida por valores supremos y los principios fundamentales que dan vida, unidad y coherencia a la nación dominicana. Hoy, los dominicanos reafirman compromiso y voluntad de defender por siempre el legado de Duarte y los trinitarios.

El Nacional

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