Al menos la sociedad civil está complacida con la designación de la exjueza de la Suprema Corte de Justicia, Miriam Germán Brito, como procuradora general de la República.
Desde un primer momento se intuía que su perfil encajaba con las cualidades expresadas por el presidente Luis Abinader de la persona que escogería para el cargo.
Además de íntegra, Germán Brito es competente y con vasta experiencia en el sistema judicial. Sus condiciones garantizan que no usará el cargo para iniciar una cacería de brujas, sino para institucionalizar y devolver la independencia que requiere el Ministerio Público.
En un momento de tanta exaltación su designación ha sido muy atinada. Pero es claro que son sus acciones y no sus cualidades las que medirán su desempeño en un cargo llamado a jugar un papel vital en la lucha contra la corrupción y la impunidad.
El Nacional
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