La próxima embajadora norteamericana acreditada en el país no trae sorpresas. Su prontuario habla claro como ex agente de la Central de Inteligencia Norteamericana y los papeles que ha jugado en la política del hemisferio.
En su discurso en el Congreso norteamericano levantó la bandera familiar, para indicar de donde viene y hacia dónde va. Su padre fue oficial condecorado en el ejército norteamericano, y su madre, debido a su fe católica en su nativa España, perseguida por los comunistas.
Para dejar clara su posición, habló frontal de que viene a enfrentar con firmeza la penetración del Partido Comunista Chino en el país. Llama a sorpresa porque a nivel nacional no se siente la influencia ideológica de los chinos.
Ahora, el comercio venció a las ideologías, y China se mantiene en la dualidad de gigante económico y país dirigido por su partido comunista, que todavía levanta la bandera de que el sol sale por oriente.
De seguro que los Estados Unidos trataran de poner fin, o llevar a la mínima expresión, la penetración económica y cultural de China en el país. Habría que ver hasta donde pone restricciones a ese intercambio comercial, tomando en cuenta que los norteamericanos hablan por señas e insinuaciones.
Con la política migratoria es clara de que compartirá responsabilidades con las autoridades dominicanas para que continúe el tendido del muro fronterizo. Es una necesidad la edificación de ese muro, que por cierto va en un lento trabajo.
Para que no haya equívocos, es clara de que entre sus principales prioridades estará trabajar estrechamente con el gobierno dominicano para reforzar la seguridad fronteriza y reducir la inmigración ilegal hacia los Estados Unidos.
También dará prioridad a intensificar el trabajo conjunto para desarticular las operaciones de los carteles de droga y las organizaciones criminales transnacionales.
En su tarjeta de presentación dice que ingresó al Servicio Clandestino de la CIA, “con la esperanza de continuar la tradición familiar de servir a nuestro país en el extranjero, en aras de la paz, la fortaleza y la prosperidad de los Estados Unidos”.
La República Dominicana está en el área de influencia de los Estados Unidos, que es su principal socio comercial, cultural y de política interna y externa. No hay línea roja, sino el poder de convencimiento ejercido por una gran potencia hacia un país pequeño.
Hay que leer con pinzas el discurso de la embajadora en el Congreso norteamericano. Está presentando su línea de acción y a lo que viene.
Por: Manuel Hernández Villeta