Al momento de escribir este artículo la onza de oro ha roto con creces la barrera psicológica de los $4000 dólares por onza. Aunque en cualquier escenario ordinario esto fuera motivo de celebración para un país exportador del metal precioso como el nuestro, la realidad es que estos no son tiempos ordinarios y este incremento del valor del oro puede ser una señal de serios problemas para los cuales tendremos que preparar a nuestra economía.
El precio del oro se ha incrementado en más de un 50% en el último año, otros metales preciosos como la plata y el platino han visto sus precios incrementarse de forma aún más acelerada. Estos cambios tan drásticos de precio suelen ser señal de una estampida hacia esos metales como una inversión de resguardo para inversionistas e instituciones cuando no perciben seguridad en los mercados de bonos o acciones.
En efecto, dentro de las instituciones más influyentes en esta variación de precio han sido los bancos centrales de todo el mundo. Desde el fin del acuerdo de Bretton Woods y la descontinuación del patrón oro en 1971 los bancos centrales fueron reduciendo drásticamente sus reservas de oro como porcentaje del total de sus reservas internacionales, y fueron orientándose hacia mantener divisas y títulos de deuda de otros países, especialmente la moneda y la deuda soberana de los Estados Unidos. Desde 1996 el porcentaje de divisas y deuda del Tesoro de los Estados Unidos era una proporción mayor de las reservas internacionales de todos los bancos centrales del mundo que el oro, hasta el mes de septiembre de este año donde eso cambió.
Este cambio inició durante la pandemia, pero se aceleró a partir de 2025. En nuestro país el Banco Central de la República Dominicana ha aumentado sus reservas de oro en cerca de un 35% desde diciembre de 2024 a agosto de este año lo que parece ser una acción motivada por el comportamiento de los otros bancos centrales.
El aumento del precio del oro es un mensaje. Claramente los bancos centrales y los inversionistas institucionales están teniendo dudas sobre la proporción de sus portafolios representados en los mercados de rentas variables y las deudas soberanas de países desarrollados, y esa desconfianza debe ser un motivo serio de preocupación, porque reflejan el temor de que algo bastante grave estaría ocurriendo en el corto o mediano plazo tanto en los mercados financieros como en el intercambio comercial global.
Ese mensaje debe ser un llamado a la prudencia económica y fiscal en nuestro país, y a replantearnos nuestra estrategia comercial para el mediano plazo apostando a una mayor diversificación para evitar concentrar los riesgos a nuestra economía.
El oro, eventualmente, va a bajar de precio ya que es muy poco probable que este se mantenga a estos niveles por demasiado tiempo, históricamente este siempre ha sido el caso. Qué le lleve a subir más o a eventualmente bajar es lo que debe preocuparnos y no deberíamos cruzarnos de brazo.