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La historia

La historia

Eduardo Álvarez

Se construye de una sola manera, con diferentes formas de ser contada. Ejecutando, haciendo y deshaciendo, indistintamente para bien o para mal. Oral o escrita, queda grabada, en prosa, poesía y canto, como legado épico de lo transcurrido. Notable y destacable, por supuesto. Alma de una generación que trasciende más allá. De ahí que perdure y sea memorable.

Registro entregado por capítulo a la medida de las aspiraciones y búsquedas de distintos grupos congregados en torno a intereses comunes. Factor denominador que nos permite clasificar y describir el espíritu de una época. Valoración conjunta a ser descifrada por narradores y poetas.

Unos ceñidos al relato y los otros con la libertad propia de la creación más sublime. La Eneida solo pudo haber sido escrita por Virgilio. Así, el Julio César de Shakespeare resume, como ninguna otra obra, la fuerza y la moralidad del poder en toda su intensidad.

La definición nos compromete, sin embargo, con la fidelidad de los datos compilados en cada episodio de la historia a ser contada, sin importar la forma empleada. Que sea lúdica, entretenida y útil depende de los instrumentos a mano y la destreza conque se apliquen. Esto hace la diferencia entre lo ordinario y lo extraordinario. Que entre lo corriente y lo exquisito medía una gran distancia, del cielo a la tierra. Cénit y nadir del mismo proceso. Variedad y cambio de entonación en la exposición, apreciada apenas en los detalles.

Código inconfundible del artista, diestro y dedicado historiador y encantado contador de cuentos. Encontrarlos es una dicha que debemos agradecer tanto a ellos como a los protagonistas de cada trozo de la historia. Hay inconfundibles méritos en cada motivo, rueda motriz que todo lo transforma.

Así como la humanidad levanta banderas por las glorias de Alejandro Magno y Hannibal, bien merecen Heródoto, Tucífides, Polibio, Tito Livio y Edward Gibbon los mayores aplausos. Reconocer hazañas en las letras nos enaltece tanto como coronar con laurel a los más exaltados guerreros de todos los tiempos. Escribir la historia con apego a los hechos y a la verdad es también una forma de continuar y culminar triunfante los desafíos que nos plantea cada capítulo de la historia.