(y II)
Ya vimos las diez ventajas de la Inteligencia Artificial en el periodismo. Estampemos ahora, como contraparte, las diez desventajas:
1.- Riesgo de desinformación. Si los algoritmos no están bien entrenados, pueden divulgar noticias falsas o imprecisas, particularmente en las redes sociales.
2.- Similitud del contenido. Tiende a generar textos distorsionados, simples, sin emoción ni empatía, o sea, sin la chispa humana.
3.- Dependencia tecnológica. Supeditación a las gigantescas corporaciones tecnológicas, y cuando el periodista se apoya demasiado en la IA pierde habilidad de investigación y análisis crítico.
4.- Pérdida de empleos rutinarios. La mecanización de notas informativas reduce la autonomía de la redacción y el número de redactores en ciertas áreas.
5.- Sesgos de algoritmos. Por la ausencia de filtros, la IA refleja prejuicios y errores de los datos con los que fue entrenada.
6.- Falta de contexto y sensibilidad. Puede escribir sobre tragedias o temas delicados sin el tono humano adecuado.
7.- Violación de derechos de autor. La IA utiliza la información sin atribución y reproduce contenidos sin permiso.
8.- Vulnerabilidad a manipulaciones. Hackeos o ajustes en algoritmos alteran narrativas noticiosas y clonan la voz e imágenes de personas.
9.- Costos de implementación. Para medios pequeños, la integración de IA puede ser muy cara.
10.- Desconfianza del público. Segmentos de lectores rechazan las noticias “hechas por máquinas”, lo que afecta la credibilidad del medio de difusión.
En la puesta en una balanza de las ventajas y desventajas de la inteligencia artificial, el platillo se inclina más a favor de los beneficios, porque proporciona aparejos para liberar tareas manuales tediosas, para una superior capacidad de creación e investigativa, verificación y análisis de datos enormes; para agilizar la elaboración de noticias con máximo alcance en la segmentación de contenidos, desechando fuentes dudosas y asegurar estándares éticos superiores y la accesibilidad a una diversidad de formatos multimedia. Esas estructuraciones de contenidos significan ahorra de tiempo y recursos financieros.
Empero, esa maravilla de la tecnología apadrina la procreación de noticias falsas, simples y superficiales en la subjetividad y sacrifica, consecuencialmente, la profundidad y la calidad.
Subvenciona, igualmente, la excesiva personalización, la menor intervención de la voz humana, los sesgos en los entrenamientos, la violación a la privacidad y los derechos de autor, la liquidación de empleos, la escasez de transparencia y de regulación, y los riesgos de alucinaciones y la alteración de la salud mental.
La comunicación solo cumple su objetivo de transformación socio-cultural y sano disfrute individual cuando se pone al servicio del criterio, la mirada crítica y la sensibilidad del periodista, lo que no posee la inteligencia artificial. Únicamente el periodista atesora el pensamiento crítico, imprescindible para garantizar la calidad, la veracidad y los valores democráticos.

