«A las chicas les digo: menos señoras y más zorras».

Donde alguien ve un sueño truncado, regularmente yo veo una hermosa oportunidad para un nuevo inicio; cuando las mayorías ven un fracaso en una acción determinada, y en él, una barrera difícil de superar: yo presagio un éxito con varias batallas perdidas; en donde se anida un proyecto fallido, yo concibo un plan mal estructurado; donde alguien vislumbra un obstáculo para la consecución de un noble fin, yo veo un hontanar en donde abastecerse de nuevas ideas.
Ese es mi pensamiento el cual está avalado por mi praxis.

Hace varios años atrás la alcaldía de Santo Domingo Oeste fue acremente criticada por una exposición en donde se exhibía un diseño de la torre Eiffel.

Fui yo el único en salir en defensa de eso y dije que ese espacio se pudo repensar para hacerlo didáctico para la niñez y la adolescencia del Gran Santo Domingo, regularmente marginada y alienada con una cultura de sexo, drogas y violencia.

El caso de la Profezorra, joven que acudió a un centro de estudios junto al alcalde de Santo Domingo Oeste, Francisco Peña, con mensajes capciosos, puede ser resarcido, saliendo ganancioso tanto la comunidad como esta chica víctima de un pérfido sistema de alienación y embrutecimiento que adocena a los seres humanos. Nuestras autoridades tienen en este caso una oportunidad para asestar en dos blancos con un solo disparo.

Considero que el MINERD, CONANI y el Despacho de la Primera Dama deberían rescatar a esta joven, e integrarla a la educación de nuestra niñez y adolescencia en esa demarcación geográfica.
Para eso hay que someterla a un proceso estudiantil que le cambie su manera de pensar y de actuar ante la vida.