Con el ascenso al poder de un Gobierno que ganó las elecciones enarbolando la consigna del cambio, la conmemoración del 157 aniversario de la gesta restauradora adquiere una connotación más patriótica.

La reconquista de la soberanía y la independencia tras la anexión de la República a España está por encima de cualquier alegato.

El país necesitaba la autodeterminación que había conquistado con su independencia de la ocupación haitiana en 1844.

Que a la gesta de 1863 siguieran períodos de turbulencia, dictaduras funestas, atentados contra las libertades y saqueos del patrimonio público no desdice de los principios que motivaron la insurrección contra la decisión del general Pedro Santana.

Este domingo se conmemora la epopeya con la esperanza de que se garantice un Estado de derecho y se actúe contra los depredadores de los recursos públicos.

En el homenaje a Gregorio Luperón, Gaspar Polanco, Pedro María Pimentel y todos los que se levantaron en armas contra la anexión está el interés de construir una nación en que prime la dignidad y la justicia.

Con el ascenso al poder de Luis Abinader en contexto de empoderamiento social se percibe que principios fundamentales serán aplicados contra la corrupción, la impunidad y otras lacras que han atrofiado el desarrollo de la nación.

La gesta restauradora actúa como estímulo o fuente de inspiración para impulsar el verdadero cambio social, económico y político que en verdad se necesita.

El nuevo aniversario de la Restauración y el ascenso de un nuevo gobierno combinan mucho simbolismo.