Nos convoca a todos en su defensa. Y la inobservancia del acuerdo que establece una decisión bilateral para el manejo de las aguas del río Masacre representa una abierta agresión que todos los dominicanos debemos rechazar.
Conscientes, por supuesto, de que las medidas tomadas garantizan la paz y tranquilidad en nuestro país. También, de que la presente situación no es una confrontación, sino un llamado de atención ante una violación inaceptable.
El presidente Luís Abinader hace muy bien con reafirmar la posición decretada la semana pasada, con medidas que incluyen el cierre y reguardar nuestra frontera con Haití, hasta tanto nuestros vecinos den señales de respeto del indicado tratado.
Se trata de un patrimonio natural compartido, en el que tenemos derecho, de acuerdo al recorrido fronterizo de su cauce. Apenas nueve de los 55 kilómetros que recorre desde su nacimiento en Loma de Cabrera, provincia Dajabón, hasta desembocar en la Bahía de Manzanillo.
De manera que estamos hablando del cuidado y protección de una fuente hidráulica que brota y desemboca en territorio dominicano.
Si pasamos por alto la usurpación ilegal detectada, sentaríamos un mal precedente de peores consecuencias, que tratarían la pauta a otras violaciones en este y otro sentido.
Agotados los plazos dados a los constructoras de un canal para desviar las aguas del Masacre, el Presiente procedió en consecuencia para preservar nuestros derechos, a los fines de persuadir a los violadores para que suspendan tal despropósito.
En efecto, el jefe Estado ha asumido el compromiso de actuar apegado al mandato de nuestra Constitución. Y toda medida en defensa del patrimonio y la soberanía de nuestro país siempre será justa y necesaria.
Cuestionarla es colocarse del lado de los intereses contrarios, y obviar su dimensión y el elevado carácter, inviolable e innegociable que esto representa.
Lo peor de todo es que estamos ante una violación provocada por intereses privados ante los cuales el gobierno haitiano se ha declarado incapaz de controlar y sofocarla, grave situación que nos induce y compromete a estar más atentos, en la defensa de nuestra soberanía y recursos naturales, que es lo, pura y simplemente, ha dispuesto el presiente Abinader. Procede, así, que nos coloquemos al lado del mandatario y de las instituciones que nos representan en esta jornada cívica en defensa de nuestra soberanía. Esto es, de nuestros derechos y recursos.