Cuando gané el concurso para la materia “Opinión pública y propaganda política en la UASD”, en 1976, uno de los argumentos que más influyó en el jurado fue mi participación en las elecciones de 1966.
Les cuento que en 1960, zarandeado por el vendaval que amenazaba a los tiranos de América, “Papá Trujillo” decidió fingir una apertura democrática y ordenó que Darío Trujillo, hiciera un “allante”, simulando enfrentar al partido oficial en las elecciones por la sindicatura de la capital. Bajo la consigna “Con Darío en el Consejo, la ciudad será un espejo”, Darío Trujillo recibió un respaldo tan amplio que obligó al Jefe a cancelar el experimento.
Luego, en julio de 1961, al llegar el PRD al país, aparecieron consignas impactantes: “Vergüenza contra dinero”, “De la montaña se ve, el triunfo del PRD”. “Borrón y cuenta nueva”. Y Juan Bosch inició un ciclo de charlas radiales que tuvieron gran impacto.
Pero la campaña de 1962 no tuvo grandes novedades, salvo el debate Bosch-Láutico García.
La explosión se produjo en 1966 y fue el PRSC quien la protagonizó.
Al terminar la Guerra de Abril los socialcristianos habían jugado un papel honroso. Personajes como Rafaelito Martínez, Pachón Matos Rivera y otros dejaron sus huellas en aquel capítulo imborrable de la historia dominicana.
Fue ahí cuando un grupo de jóvenes de la Juventud Revolucionaria Social Cristiana (JRSC), encabezados por Tommy Peña, Yia Valverde Sanlley, Leopoldo Cross, Jacobito Valdez y otros, presionaron para que yo sustituyera a Teófilo (Quico) Tabar como jefe de la JRSC. Pero, en lugar de ello, se decidió nombrarme secretario de asuntos internacionales.
Quico me envió a Chile, a una reunión de la Judca. Al regresar, estaba por arrancar la campaña electoral de 1966 y entregué una propuesta a los jefes del comando del PRSC, Yaqui Núñez del Risco e Hipólito Martínez. Al conocer del documento, Caonabo Javier Castillo (Caíto) y don Antonio Rosario, me subieran al comando de campaña, como número tres.
Duré un buen tiempo tratando de que se diera inicio al programa de la campaña. Hasta que un día pedí a Caíto que nos dejara hacer una actividad.
Convocamos a todos los comités de base de la JRSC de la capital para la calle Duarte a esquina Teniente Amado, pidiéndoles que llevaran cornetas, tambores, redoblantes y platillos. Allí se presentaron muchos de la JOC, encabezados por Arturito Rodríguez y Ramón Martínez Portorreal. Ahí estaban Guillermo Rodríguez (Andito), Ramón Hernández, Marcial Romero, Juanito Fernández, Carlitín Sánchez, Rafael González y muchos otros. Éramos unos 80 y salimos hacia la José Martí, gritando:
“La victoria ya llegó: vota verde por Juan Bosch”.
Como a los cinco minutos, en lugar de 80 había más de 200. A alguien se le ocurrió tomar una rama de un árbol. Y otros le imitaron. Ya éramos miles los que, enarbolando ramas en las manos, seguían gritando la contagiosa consigna. Atravesamos María Auxiliadora, llegamos a Gualey, cruzamos por el ensanche Luperón, bajamos por San Carlos, Villa Francisca, hasta llegar al parque Independencia, al frente del cual estaba el local del PRSC.
Ya le habían informado a Caíto, a don Antonio y a los demás: ¡Corran que el pueblo está desbordado con el machete verde!
Los dirigentes no lo podían creer. ¡Más de veinte mil personas! Caíto improvisó un encendido discurso y, al otro día se produjo el golpe de Estado contra Yaqui Núñez e Hipólito Martínez: nos designaron como jefe de la campaña y a Salvador Hernández mi asistente.
Desde ese día comenzaron a desfilar por nuestras oficinas los dirigentes del PRSC de todo el país, a los que les daba esta simple instrucción: concentren a los socialcristianos de su pueblo en el parque principal y lleven tambores, cornetas y platillos y arranquen a recorrer su pueblo, con la consigna del momento. El país se engalanaba de verde, viviendo la euforia de los socialcristianos, pues en todos los pueblos se reproducía el regio espectáculo que montamos en la capital.
Que lo diga Julio Escoto Santana, quien dirigió el proceso en San Pedro de Macorís. Que lo pregone Ito Cruz, quien hizo lo mismo desde Moca. Incluso, que lo grite Leo Mercedes, quien no olvida las multitudes cargadas de ramas verdes en Barahona, “como si fuera la entrada de Cristo en Jerusalén” pero, en lugar de “hosanna”, gritando a todo pulmón: “¡La victoria ya llegó, vota verde por Juan Bosch!
Así, Bosch sería el presidente. Pero la mayoría de los senadores, diputados, síndicos y regidores serían socialcristianos.
Pero, el profesor Bosch entendió el artificio. Y, a último momento, decidió parar en seco la estratagema: por los micrófonos de Tribuna Democrática dijo que “… el PRD tiene el voto blanco y ese voto se conoce porque tiene arriba el jacho pintado con tinta negra… las personas que quieran votar por nosotros con un voto blanco tienen que usar única y solamente el voto del PRD, que es el único voto blanco entero, blanco enterito…”.
Y añadió de esta manera: “…los socialcristianos van a votar por Juan Bosch, presidente y Antonio Guzmán, vicepresidente. Por eso, los miembros del Partido Revolucionario Social Cristiano, y los que simpaticen por los socialcristianos, para votar por nosotros, deberán usar los votos de los socialcristianos, que es verde entero…. el único voto blanco de verdad, blanco, es el del PRD, habrá pocos que se confundan”.
El 30 de mayo de 1966, expresó: “Hoy es el último día de la campaña electoral… Sólo será en favor de nosotros el voto blanco enterito, blanco sin colores, blanco como la comida del coco. El voto blanco enterito que tiene dibujado el jacho prendido”.
Para los socialcristianos, estos discursos de Bosch fueron demoledores. Definitivos. Catastróficos.
Cuando se contaron los votos la esperanza, que es y era verde, había cambiado a blanco. Y el PRSC no había sacado ni un regidor en todo el país.
El partido debía apurar, nuevamente, la copa de la frustración. Como en 1962, cuando Alfonso y Josefina:
Y nadie podrá desmentir un solo punto, o una coma de todo lo que he escrito. Porque yo puedo decirlo.
¡Yo estaba allí!.
Dirigentes de la Juventud Obrera Católica (JOC) Gabriel Fortuna, Francisco Casado, Arturo Rodríguez, José Enrique Trinidad, Rafael Pacheco, Ramón Martínez Portorreal
y Carlos L.