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La visita del papa esperanza a los cristianos del Líbano en tiempos de crisis

La visita del papa esperanza a los cristianos del Líbano en tiempos de crisis

La visita que el papa León XIV realizará al Líbano del 30 de noviembre al 2 de diciembre supone una brisa de esperanza para los cristianos tras la guerra del pasado año con Israel, sobre todo para las comunidades del sur del país más afectadas y que aún sufren sus consecuencias.

Benedicto XVI fue el último pontífice en viajar al Líbano en 2012, cuando la región vivía las turbulencias derivadas de la Primavera árabe. Ahora, después de que en 2022 no llegara a cristalizar una propuesta de viaje del papa Francisco, su sucesor llegará a un Líbano de nuevo en crisis, bajo ataque y sin recursos.

«La idea de que venga el papa aún significa mucho para mi, pese a que he visto muchos. Se siente como un momento de consuelo para todos nosotros, especialmente porque nuestra fe es lo que nos protegió», dice a EFE una mujer de edad avanzada de Rmeish, población cristiana en la frontera con Israel donde los vecinos prefieren no identificarse para proteger su identidad.

Sentirse respaldados

Este pueblo se convirtió en una suerte de símbolo de supervivencia durante el momento álgido del conflicto -entre septiembre y noviembre del año pasado- pues quedó aislado entre los bombardeos. La mujer mantiene que los vecinos siguieron rezando mientras los misiles les pasaban por encima y está convencida de que fue la fe lo que les salvó.

«Espero que la visita del papa tenga un efecto para acabar con esta guerra, porque ya no somos capaces de aguantar esta situación. La hemos atravesado muchas veces y estamos hartos, queremos paz», pide.

La anciana, como el resto de residentes, habla en presente cuando se refiere a la guerra, ya que el sur del Líbano sigue siendo objeto de ataques prácticamente diarios de Israel pese al alto el fuego en vigor. Además, lamenta otro hombre que prefiere no identificarse, la situación de seguridad «ha congelado» la economía en la región.

«El papa es la cabeza de la Iglesia, significa mucho para nosotros que vaya a venir, pero nosotros también deberíamos significar algo para él. Especialmente porque aquí hay una guerra y un montón de problemas», apunta a EFE su amigo, aludiendo a que el papa no va a desplazarse hasta el sur del país.

Para este vecino, incluirles en el itinerario hubiese tenido un impacto muy grande en el ánimo de la gente, ya que el nuncio sí les visitó en hasta cinco ocasiones durante el conflicto y sentirse arropados por él les ayudó enormemente.

«El prefecto del papa sin duda nos ayudó mucho, pero tuvimos dificultades para obtener comida y suministros durante la guerra. Aquí, los niños estuvieron expuestos a ruidos que afectan su estado psicológico, no hay un niño en este mundo que haya pasado lo que los niños del sur pasaron», sentencia.

En la agenda del papa hay visitas al Monasterio de San Marón en Annaya (centro), el santuario de Nuestra Señora del Líbano en Harisa (centro), y encuentros con líderes políticos o religiosos. Sin embargo, no hay traslados al sur del país ni se han anunciado recepciones con las comunidades de esa región.

Un espaldarazo

El cura de Rmeish, Najib al Amil, defiende que no hay razón para que estas zonas golpeadas por la violencia y el sufrimiento sean parte del itinerario, ya que él mismo es un representante del pontífice en Rmeish, de acuerdo con la jerarquía de la Iglesia.

«¿Por qué debería venir al sur? Si viene al sur entonces también debe ir a Akkar (norte), a Hermel (este), a la Bekaa (este), todos ellos están sufriendo también», argumenta a EFE el religioso.

Y es que, a su juicio, el viaje de León XIV es un mensaje de esperanza y un empujón para salir adelante dirigido a «todos» los cristianos del Líbano, en momentos en que nadie sabe si habrá «una nueva guerra» ni qué les deparará el futuro en medio de una situación cada vez más volátil.

En el Líbano, muchos temen el estallido de un nuevo ciclo de violencia de envergadura, especialmente después de que Israel intensificara sus ataques en las últimas semanas.

En este contexto, otro vecino de Rmeish siente que si bien el viaje del pontífice les brinda una sensación de respaldo, la esperanza es otro asunto, ya que él no es quién «dirige el mundo» y la guerra es un asunto «más grande» que la visita de un máximo líder religioso.

«La visita del papa nos da apoyo moral, ¿pero esperar que la guerra pare? Claro que lo esperamos, pero eso no está bajo la jurisdicción del papa. Hemos estado en guerra y todavía lo estamos, la gente aún no puede trabajar ni hacer nada», concluyó.