Carta de los Lectores

Lagrimas de sangre

Lagrimas de sangre

Cualquiera que fuere la realidad existencial en el más allá, el profesor Juan Bosch habrá permanecido sin sosiego y agobiado, a causa de la indescriptible mala conducta de una gran parte de los peledeistas que lo han ignorado, y actuado contra sus orientaciones paradigmáticas de ejemplar ciudadano dominicano y del mundo, en vez de destacarlo como renombrando referente.

Su onomástico el pasado 30 de junio, halla al partido que él fundó en 1973 en la oposición política, con buena matricula de miembros pero con la moral y la ética en el suelo, con casi media centena de presos preventivos y con algunos cotejados para arrestarlos, que por el peso de los tipos penales que se les atribuyen, todos llegarían a juicio de fondo con escasa posibilidad de recuperar su libertad inmediata, pues, doloroso para ellos, la Justicia Dominicana ha ido reivindicado su verdadero rol y el mérito perdido por décadas.

Altos exfuncionarios y familiares troncales del gobierno sin freno de Danilo Medina, quien no controló ni la apariencia, y en cambio exhibió acciones de dictador, y apoyó todo tipo de actos reñidos con la ley.

Aun con sus ojos lagrimando sangre defiérase pedir resignación al difunto Bosch, y que abogue por los que hay encarcelados y por los que hay tipificados con los más variados ilícitos que son parte de los más de 500 expedientes que dice tener el Ministerio Publico pendientes de completar su investigación y someterlos a la justicia.

Que abogue, por los cientos de exfuncionarios, familiares que esperan el llamado del Ministerio Publico para que rindan cuentas por supuestos ilícitos que se les atribuye. Recto y justo como era Bosch en la tierra, que abogue ahora desde la espiritualidad por el fortalecimiento, independencia e imparcialidad del Ministerio Publico para que mida con la misma vara a los actuales funcionarios del gobierno que ahora o en el futuro cometiesen ilícitos como los que están en la cárcel o bajo investigación en el país.

Que el Supremo Juez de lo alto, guie a los actuales ministeriales para que no cometan injusticia ni privilegio, sino que actúen como Dios, La Carta Magna y las leyes mandan.

Un servidor del Estado debe saber que los cargos son transitorios, que no son de su propiedad, que si coge lo ajeno es un ladrón, corrupto, malhechor, prevaricador, extorsionador y otros tipos penales; no debe endiosarse en los puestos, ni involucrar familiares ni amigos en líos ilícitos, porque si la justicia sirve le sale muy caro.

Por: Lic. Santiago Martínez

El Nacional

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