SANTO DOMINGO.– Este viernes la situación en el Gran Santo Domingo no fue distinta a la del día anterior: las calles lucían casi vacías debido a la suspensión de las labores públicas y privadas no esenciales, dispuesta como medida preventiva ante los efectos de la tormenta tropical Melissa, que mantiene en alerta roja a varias provincias por riesgo de inundaciones.
Aunque en algunos sectores aún se observaban grandes charcos de agua producto de las lluvias del jueves, el tránsito fluía con normalidad. Durante los días de alerta, tanto el Distrito Nacional como la provincia Santo Domingo han registrado lluvias leves en las mañanas y aguaceros intensos en horas de la tarde.

En un recorrido realizado por un equipo de El Nacional, se constató un bajo flujo vehicular y peatonal. A diferencia del día anterior, solo los bancos comerciales habían abierto sus puertas, en cumplimiento de las disposiciones del Gobierno.
Durante la mañana, una intermitente llovizna obligó a los transeúntes a protegerse con paraguas. En los barrios, algunas personas aprovechaban para limpiar los frentes de sus viviendas o conversar en las esquinas.

Aunque supermercados, colmados, clínicas, hospitales, estaciones de combustibles y empresas eléctricas permanecían operando, se notaba una asistencia limitada de clientes y personal. En tanto, los tradicionales puntos de desayuno y cafeterías permanecían cerrados, reflejando la quietud que domina la capital por el paso del fenómeno atmosférico.

