Afortunadamente, nuestros economistas más destacados mantienen presencia en los medios de comunicación que, en cierto modo contribuye al entendimiento por parte de la ciudadanía de términos cuyos significados laceran sensiblemente la economía nacional. Un ejemplo de esa realidad lo tenemos en el término que intitula estas líneas.
Desde 1978 a esta parte, en nuestro país se han sucedido Gobiernos de cuatro partidos políticos diferentes. En todo ese tiempo, las distorsiones más letales han sido motivadas por: “subsidios generalizados para combatir la pobreza”, “subsidios al sector eléctrico”, “subsidios a los combustibles”, “exoneraciones en exceso”, “exenciones ilimitadas (en monto y tiempo)”, “tarifas hoteleras mentirosas para los fines del cobro de impuestos”, “pensiones injustificadas” y otras tantas que se mantienen vigentes, gracias la ineficacia de los organismos responsables de fiscalizar el cumplimientos de las leyes y normativas que regulan cada sector,
Hablar de “distorsiones” es adentrarse en el complejo entramado de factores que alteran el normal desenvolvimiento de los mercados. Muchos suelen asociar el concepto a simples “fallas” o “anomalías”, pero la realidad es mucho más profunda y multifacética. Las distorsiones surgen cuando intervenciones, sean estatales o privadas, modifican los precios relativos, generando señales erróneas que afectan las decisiones de personas productoras y consumidoras.
Por ejemplo, los subsidios, los controles de precios, los aranceles y las prácticas monopólicas son fuentes recurrentes de distorsión. Estas herramientas, aunque en apariencia buscan corregir desigualdades o proteger sectores vulnerables, a menudo terminan creando nuevos desequilibrios. El resultado puede verse en la asignación ineficiente de recursos, pérdida de competitividad, disminución de la inversión o, en casos extremos, desabastecimiento y mercados informales.
El análisis de los efectos de las distorsiones demanda, por tanto, una mirada crítica y equilibrada. No toda intervención es negativa, pero tampoco puede asumirse que las fuerzas del mercado, dejadas a su suerte, resuelvan todas las asimetrías. Comprender las causas, manifestaciones y consecuencias de las distorsiones es vital para avanzar hacia un modelo económico más justo y sostenible.
Hasta luego…