Opinión Carta de los Lectores

Las encuestas

Las encuestas

Las encuestas, en la mayoría de los casos, son maquilladas o son un traje hecho la medida, a beneficio de quién la paga. Hay encuestadores serios y objetivo, pero no pasan de ser excepciones en un mercado que se vende y se compra al mejor postor.

Nadie puede negar que una encuesta es un necesario instrumento de medición, de contabilidad, para saber a ciencia real los puntos débiles de un candidato partidista. El que paga por el muestreo regularmente lo que le interesa es que lo pongan encima de sus contrarios.

Se busca sorprender al gran público, a la mayoría silenciosa, de simpatías que no se tienen. Lo malo es cuando se alteran resultados para demostrar que se tienen grandes simpatías populares. Una encuesta que huele a paga no puede ser objetiva, y señalar con veracidad quién está en buena posición y quien está derrotado antes de comenzar.

A nivel nacional, el mercado de las encuestas florece cuando hay precandidaturas a la vista. Todos se poclaman futuros ganadores de unas elecciones que están por lo menos a tres años. Es una especie de encantamiento de serpiente de sacar números de sombreros de copa de un mago, y querer cambiar la verdad por la fantasía.

En el país hay firmas encuestadoras serias y objetivas, que no venden resultados adulterados, sino que dicen la verdad del posicionamiento de sus clientes. A ellas mis respetos.

No hay sanciones para las que juegan con la alteración de los números de las encuetas de opinión. Usted la cree si quiere y sino la olvida. Incluso, hay firmas encuestadores que se organizan con rapidez para participar en las elecciones vendiendo servicios. Hasta los que las contratan saben que no son confiables. Busquen las encuestadoras reconocidas como serias.

Debería de funcionar un código de ética, donde los patrocinadores de encuestas, y las firmas que la hacen, sean evaluados por sus fantasías, que le llevan una percepción alterada, equivocada y de mala fe a los electores.

Crea en ellas si usted quiere, pero cerciórese de quién la paga, a quién favorecen y a quién declaran ganador antes de tiempo. Defendemos la encuesta como un método científico de auxiliar del trabajo de posicionamiento electoral, de la cual ningún político moderno puede echar a un lado. Eso sí, debe planificar y meditar a quien tiene de colaborador para esta tarea.

Hoy necesitamos que la política sea más cristalina, superando las burlas al pueblo con los resultados falsos y vendiendo popularidad donde no existe.

Por: Manuel Hernández Villeta

El Nacional

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