Las pruebas gran problema

El ministro de Salud Pública, Rafael Sánchez Cárdenas, ha negado la escasez de insumos para las pruebas contra el coronavirus, atribuyendo los tumultos en centros como el Laboratorio Nacional a la desesperación de la gente. En un tono más conciliador el funcionario anunció que se buscará la manera de agilizar un proceso fundamental para detectar la expansión de una enfermedad que ya ha cobrado la vida de más de mil personas y contagiado a unos 55 mil. A pesar de las afirmaciones de Sánchez Cárdenas la gente se queja de que después de un verdadero vía crucis para efectuarse la PCR tiene todavía que soportar hasta dos semanas para conocer los resultados. Es obvio que además de desesperación, intranquilidad y temor hay problemas con el servicio. Con hospitales rebosados y la alerta detonada por las propias autoridades lo más lógico es la sensación de angustia que se instala en cualquier persona hasta por una simple gripe. Si se va a actuar para acelerar la aplicación y resultados de las pruebas tiene que ser rápido porque el temor se propaga a la misma o mayor velocidad que el virus. No es novedad que muchos recuperados sufrieron y temieron la muerte por las dificultades para practicarse la PCR en un centro público o privado. Las estadísticas oficiales aumentan el pánico cuando se observa que el número de casos activos, más de 27 mil 400, supera el de recuperados, que ronda los 23,800. Por todas sus implicaciones, el drama de las pruebas tiene que resolverse sin la menor pérdida de tiempo.