¿Qué Pasa?

Lautrec y Picasso, diálogo entre dos genios

Lautrec y Picasso,  diálogo entre dos genios

MADRID. El pintor francés Henri de Toulouse-Lautrec y el español Pablo Picasso nunca se encontraron, pero esa plática que no se dio en vida, ocurrió “post mortem”, en la exposición centrada en la relación artística entre ambas figuras, que culminó el pasado mes, en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza.
Picasso viajó por primera vez a París en octubre de 1900 con el deseo de conocer a Lautrec, quien estaba ya muy enfermo y evitaba contactos con el mundo exterior.

Unos meses después, en septiembre de 1901, muere a la edad de 36 años, en el castillo Chateau de Malromé, en el departamento francés de Gironda.

Para entonces, Picasso estaba a punto de cumplir 19 años tras arrancar desde Barcelona en compañía de su inseparable amigo Carles Casagemas para visitar la Exposición Universal que se celebraba en la capital francesa.

El artista español quería ir al Grand Palais, uno de los monumentos parisinos más emblemáticos, donde presentaban su obra Últimos Momentos, escogida para representar a España en la “Exposition Décennale”.

Cuentan los críticos que Picasso se sintió hipnotizado por el mundo artístico parisiense, observó a los grandes maestros del Louvre, a los impresionistas en el Museo Luxembourg, en las galerías de la rue Laffitte y miró por primera vez obras originales de Van Gogh, Gauguin, y de Toulouse-Lautrec.

De Lautrec conocía sus trabajos de manera indirecta a través de ilustraciones de revistas francesas que llegaban a España.

Pronto el joven Picasso incorporaría estas imágenes de los grandes maestros a su estilo. En sus comienzos le criticaban que había tomado prestadas diversas fórmulas de varios artistas para incorporarlas a su sintaxis.

Algunos críticos señalan que a Picasso se le conocía de sobra el apetito desmedido por las obras de otros artistas.

Única, porque difícilmente la exposición vuelva a repetirse, esta muestra fue montada con cuadros prestados por coleccionistas, instituciones y museos de varios países que contribuyeron generosamente con la presentación.

Un grupo de periodistas, empresarios turísticos, funcionarios gubernamentales dominicanos encabezado por el ministro de Turismo, Francisco Javier García y el de Cultura, Pedro Vergés, por cortesía del Banco Popular Dominicano, tuvimos la oportunidad de observar la muestra de estos dos artistas.

Decía María, la guía del grupo en la exhibición, que la influencia de Toulouse-Lautrec sobre el joven Picasso tuvo mucho de evidente y que algunos estudiosos del artista español han tratado de atenuar esas afinidades, temiendo que la sombra de Lautrec amenazara la originalidad del genio español.

Aún los legos en este arte pudimos apreciar la relación entre las obras de Lautrec y Picasso y desarrollar la mirada ante esta creación artística.

En el recorrido, en el cual no se permitieron tomar fotos a las obras, al grupo pudo conocer a fondo la comparativa entre dos auténticos gigantes.

Explicó la guía que Picasso en la parte formal, compartió con Lautrec el dominio del dibujo, “un neoclasicismo que se nutre de Degas y del gran maestro Ingres”.

Narró María, que Lautrec, que tenía orígenes aristocráticos, eligió la parte más lumpen de la sociedad parisina, la vida nocturna del Moulin Rouge y del Chat Noir, protegido por las figuras más marginales y las prostitutas.

Refirió que al conocer esos escenarios Lautrec pudo describir la vitalidad y las miserias de la ciudad con su mirada lúcida, cargada de piedad y nunca hiriente.

El joven Picasso –dijo- también se sumergió en los mismos lugares nocturnos y los incorporó a sus obras.
Más de un centenar de obras reunió la exhibición que fue divida en cinco apartados temáticos: Bohemios, Bajos fondos, Vagabundos, Ellas y Eros recóndito.

Entre los cuadros exhibidos, podemos mencionar Autorreto de Toulouse-Lautrec; Hombre sentado con sombrero, de Picasso; Jane Avril, de Lautrec; El final del número, de Picasso; En el circo: entrada en pista, de Lutrec; Arlequin sentado, de Picasso; La pelirroja con blusa blanca, de Lautrec; y Mujer con flequillo, de Picasso. También La cama, de Lautrec; y Jeanne (Mujer tumbada), de Picasso.

Picasso tuvo una dilatada carrera artística de 70 años, mientras que Lautrec de 15 años.