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LGBTI en RD

LGBTI en RD

Ernesto Guerrero

Si el código penal en RD no está aprobado, se lo debemos al rechazo que promueven algunos lideres religiosos a la interrupción del embarazo por “tres causales”, pero, sobre todo, a que se incluya la palabra “discriminación por orientación sexual” que de alguna manera pondría límites legales a las manifestaciones de odio que se profesan dentro y fuera de los pulpitos. El informe “Ser LGBT en el Caribe” publicado con apoyo de USAID/PNUD recoge suficientes evidencias de las desigualdades de las que son victimas los miembros de este colectivo.

Según este informe, las personas LGBTI continúan en situación de enorme vulnerabilidad frente a la violencia y la discriminación, que se manifiesta, primero, en los silencios y omisiones a que se ven obligadas, cuando deciden no revelar, negar e incluso ocultar su orientación sexual, por miedo al rechazo y el estigma. Si bien es cierto, que el ocultamiento es una estrategia de supervivencia, también obliga a una forma de vida no deseada y nunca asumida de forma voluntaria, que implica renuncias dolorosas, además genera angustia, stress y depresión.

Desgraciadamente, el ocultamiento, es una posibilidad menor para las personas trans, que en consecuencia se convierten en las principales víctimas de actos directos de exclusión, como: humillaciones, burlas, agresiones físicas, negación de servicios, derechos básicos u homicidios por odio. Los lideres de las iglesias evangélicas dicen no rechazar los homosexuales como tal, pero no toleran a los hombres ni mujeres con una expresión de género, diferente a la asignada por el sexo biológico.

La violencia inicia en la infancia, con castigos físicos para “corregir y/o enderezar al muchacho”. En los espacios públicos, hay frecuentes agresiones físicas, insultos y amenazas, ligadas, a las manifestaciones de afecto en público. También son vejatorias, las llamadas terapias de conversión (electroshocks, exorcismo) empleadas para “curar la homosexualidad”. La violencia entre parejas del mismo género es también una forma de violencia de género, hasta ahora desconocida por nuestro sistema judicial.

En los últimos meses se percibe un aumento de crímenes y desapariciones de personas cuyo único factor común (ocasionalmente) vedado a los medios; es ser homosexual. Sres. Legisladores, la no discriminación debe incluir a todos los grupos vulnerables ¡sin exclusiones! Los miembros del colectivo LGBTI no deben continuar como dominicanos de segunda clase.