Articulistas Opinión

Libre pensar

Libre pensar

Trabajar con adversarios
Por razones políticas y conflictivas, servidores públicos obstaculizan labores gubernamentales, extravían informaciones estratégicas y las transfieren secretamente a su partido de oposición. Esos cascabeles no se aprenden ningún versículo de la Biblia, porque están guiados por los demonios, ni tampoco observan la Ley 41-08 sobre la Fundación Pública.

Un modelo: María Magdalena Marciano, a quien por lo bajo la identificaban como La Marañita, nunca se sentaba derecho en su cómodo sillín de una oficina de una institución oficial. Veía al revés los bigotes del mayordomo, aún con una lupa incrustada en su rostro; se mostraba perezosa y era gestante de intrigas, que esparcía hasta en los rayos de luz que iluminaban los circuitos de su computadora.

Los factores asociados a la idiosincrática personalidad de la empleada referida se encubrían en las interferencias sutiles y hurgando en las tenues debilidades de los demás: tenía poca disponibilidad para las tareas cotidianas, jamás formulaba sugerencias viables y positivas, ponía obstáculos a los planes departamentales propuestos y descollaba en el tráfico chismográfico promotor de conflictividad.

La Marañita permite extraer cuatro aprendizajes:
Primera lección: El superior jerárquico no debe trabajar con enemigos jurados y sus cómplices disimulados, por más simpáticos o eficientes que sean, porque termina atrapado como víctima de ataques personales, sustracción de documentos y obstrucción de tareas.

Por esa razón, el artículo 21 de la Ley de Función Pública estipula los cargos de confianza, como secretarios, ayudantes, asesores y asistentes. Pueden ser nombrados y removidos libremente.

Segunda lección: los adversarios crean ruidos y promueven la ruptura de las buenas relaciones interpersonales.
Tercera lección: Los servidores públicos honestos que están comprometidos afectivamente con ex funcionarios o gobiernos salientes, deben presentar renuncias o solicitar sus prestaciones laborales, para evitar dificultades mutuas.

Cuarta lección: Todas las instituciones gubernamentales deben evaluar permanentemente la competencia laboral y psicológica de sus colaboradores, para capacitarlos/actualizarlos/especializarlos; ascenderlos, jubilarlos o despedirlos en perspectiva de sus resultados.

En el simple interaccionismo, con La Marañita no podía funcionar ninguna teoría para el cambio actitudinal y conductual, porque su litigio en su bipolaridad lucía congénito y enraizado como psicopatología o desajuste psíquico-visceral, que requerían de un psicoanálisis, además de que la afiliación política avasallaba como una interdependencia afectiva y agradecida.

La empleada maligna y sus cómplices violentaban los más variados artículos de la Ley 41-08 de la Función Pública, que rige los procesos de la administración pública y establece los deberes y derechos de los servidores estatales, como la discreción, la disciplina, la honestidad, la lealtad y la vocación de servicio. La instancia del Centro de los Héroes tuvo que cancelarla, no por el anteojo puesto en su nariz, sino por su negacionismo laboral, su inconsistencia interna y su obstructiva oposición política encubierta.

Por: Oscar López Reyes
oscarlopezperiodista@gmail.com