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Libre pensar

Libre pensar

Oscar López Reyes

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En la bóveda celeste, el doctor José Rafael Abinader habrá de dormir en paz, en la oda de su positividad sin paralelo, por la gestión gubernativa de su hijo, Luis Rodolfo Abinader Corona, quien está despejándolo de su reservada aprehensión. No albergó el más nimio reparo sobre su honestidad y capacidad, aunque advirtió que ¡hasta Trujillo fue engañado!.

Escuchándolo en el 2016 sin disiparle su desbordante entusiasmo y optimismo, nos propuso: tú y yo seremos sus veedores, dejándonos entrever que, alejado del Palacio Nacional por la consanguineidad y la edad, los consejos que gratificaría a su heredero serían sin interferir en la decisión que estime conveniente junto a su gabinete.

En todas las actividades de la Escuela de Comunicación de la Universidad O&M relumbró la presencia del rector Abinader, quien llevaba como timbre de orgullo su condición de profesor de economía del Departamento de Información Pública de la UASD, donde nutrió con sus cátedras a los primeros titulados universitarios como periodistas.

También fungió como accionista editorial: perteneció al consejo de administración del matutino La Información, de Santiago, se enalteció como propietario del periódico El Porvenir, en Puerto Plata, y adquirió la Editora Panamericana. Rotuló como articulista ocasional de Listín Diario y Hoy.

Tenemos que resaltar su legado de auspiciador de la Escuela de Comunicación de la Universidad O&M, a fin de que sea conocido por los actuales alumnos y los miembros de la nueva generación de dominicanos. Más de mil profesionales de la comunicación social han egresado de sus aulas, por contar con facilidades de pago; con el sacrificio de sus maestros abnegados y el respaldo de los medios para los estudiantes realizar sus pasantías y abrirles espacios para que se incorporen a sus nóminas. Ahora están al servicio de la sociedad -en la capital, el interior y el exterior-, como reporteros, corresponsales y ejecutivos mediáticos y estatales.

José Rafael Abinader Wassaf (Santiago 1929-Santo Domingo 2018) cosechó éxitos como funcionario público, en la apuesta patriótica, la revolución universitaria y los estudios para la clase media baja, el emprendedurismo empresarial, autor de libros y las ganancias políticas.

Tolerante y comprensivo, con aforo para escuchar en su despacho y atender a 10 personas en una hora, el doctor Abinader despabiló como un relacionista público auténtico: contactaba a intelectuales como a conserjes, los jueves montaba su tertulia y a cada paso extendía solidaridad.

Para que el doctor Abinader siga durmiendo en paz, basta listarles las realizaciones de su sucesor político en función de jefe de Estado, como la corrupción y el muro fronterizo. Si prosigue ampliando la democracia y defendiendo a la Patria, en el sueño le diría: ¡Te felicito, hijo! ¡No te detengas, cumplementa la obra…!