Cuando se anunció la publicación de los candidatos que favorecen a los homosexuales, algunas ONGs propusieron difundir los nombres de sacerdotes homosexuales, quienes ocultos detrás de expresiones homofóbicas, abrigan un comportamiento que ha dado lugar a una serie de escándalos en la Jerarquía de la Iglesia católica.
El Papa reconoció la existencia de un lobby gay en el Vaticano, y estimó en un 2%, los sacerdotes homosexuales, sin embargo otros estudios y opiniones de gente que está o estuvo dentro de la iglesia (Padre Alberto), lo estiman en un 50%. Otro porcentaje importante, tienen sus mujeres, algunos con hijos reconocidos. La regla es que aunque tengan relaciones sexuales, en público siempre deben permanecer fieles a los principios de la Iglesia y no hablar de ello.

El teólogo católico David Berger en su libro «La santa hipocresía» dijo que la iglesia emplea a hombres gais porque trabajan excepcionalmente bien ya que la culpabilidad de lo que son, les lleva a ser mejores sacerdotes. Al interior de la iglesia, la homosexualidad es un pecado muy grave, pero, por otro lado, la imagen de un sacerdote célibe, que nunca se cuestionó la idea de no tener una esposa, es muy atractiva para los homosexuales.

Las ventajas de tener muchos hombres gais con una conciencia culpable, es que hacen todo lo posible para ser especialmente inteligente, leales a la iglesia y trabajan muy duro», «Es por eso que tienen las mejores posibilidades de tener una carrera brillante que les permite entrar en el Vaticano. Y allí se encuentran con una red o lobby que se ayudan entre sí».

Desde 2005 la Iglesia prohíbe explícitamente a los homosexuales la entrada al sacerdocio, lo que es empleado por los superiores para mantener a los curas leales.

En nuestro país, aunque la lista que se dispone, solo muestre la punta del iceberg, el propósito no es menoscabar reputaciones, sino de mostrar la hipocresía de religiosos, que sin importar su credo, hacen a escondidas lo que condenan desde los púlpitos.