
“… donde el amor absorbe desde el lenguaje que es tiempo / dibujando va la vida lo que desglosa el alma”.
En una selección de 20 poemas, Leonardo Nin da a conocer al poeta dominicano Miguel Antonio Jiménez por toda Centroamérica, especialmente en Honduras.
La divulgación en otras orillas del océano de la poesía es motivo de alegría, en mi caso. Estamos en el momento de que poetas dominicanos son editados, en antologías y libros individuales, que es motivo de alegría de la que le sale el sol y disfrutamos de sus rayos.
Países de nuestra lengua nos leen, se alimentan de nuestro color con lo más hermoso de la vida, que es leer el género príncipe de la lengua, de cualquier lengua.
De ahí, que una caterva de escritores talentosos, es decir poetas andan por la sensibilidad de lectores allende al mar.
Poetas con una manera diferente de sentires se expresan en nuestra lengua con el lenguaje de la naturaleza, el pensamiento y el cuerpo que nos hacen sentir otros.
Poetas como Mateo Morrison, José Mármol, Plinio Chahín, León Félix Batista, José Alejandro Peña, Rosa Silverio, Martha Rivera, Basilio Belliard y ahora Miguel Antonio Jiménez, entre otros son leídos con muestras significativas en orillas distantes y ya eso es motivo de regocijo.
Miguel Antonio Jiménez ha sido publicado en un proyecto emergente en Honduras que responde la colección al nombre: Chirfunia/libros, representadas entre otros.
Que dirigen la colección Leonardo Nin. Esta selección llamada Meciéndose en su agua recoge 20 poemas seleccionados por Leonardo Nin.
Dando a conocer al poeta Miguel Antonio Jiménez por Centroamérica y por supuesto en Honduras, para satisfacción del autor y del que hace esta reseña.
Esta selección es significativa, no por la cantidad de poemas, sino porque la selección nos coloca, como un rayo de luz, en el conocimiento de la poesía de un poeta dominicano conocedor por pasión y estudio de la poesía como lengua o como cualquier otra pasión.
Diremos como el poema que abre la pequeña selección, Miguel Antonio Jiménez es una voz que llama, arde en fuego fatuo como su poesía, reclama dando tanto vida como pensamiento gozoso.
Lo más importante de cualquier publicación en el exterior y también en el país es que el libro está publicado y que sobrevivirá al lector a quien va dirigido en el presente como al que no ha nacido como lector.
Por lo que, al escudriñar al poema para que nos diga lo que sabe del autor, es un acto de comunicación trascedente.

Esa debería ser la labor de una lectura de poemas. Escudriñar siempre, siempre al poema para determinar cómo anda el mundo interior del poeta, como anda el nivel del mundo de analogías en el que desenvuelve los recursos del poema en su relación con el autor y Miguel Antonio Jiménez es una expresión acabada de lo que acabo de señalar.
Está selección de poemas, casi una brevísima antología de poemas, está situada dentro de los cánones en que el autor se desenvuelve en sus últimos libros; poemas de un alto grado de lirismo entre una concepción de la vida de ideas y valoración que “buscan definir”, en el orden de la poesía, que todo cabe en su campo de percepción como armonía en el caos para dar cabida al poema como espacio lúdico de juego de las ideas como asombro de inagotables metáforas. Música de la lengua y un secreto de caótico panteísmo.
Pero lo significativo a resaltares cómo la poesía, el poema y sus autores se abren paso en sus lectores y que al final, lo que importa es que son publicadas, tienen un espíritu selecto fuera de la atmosfera citadina del mundillo literario, y esta selección posee la calidad de la poesía de Miguel Antonio Jiménez, su entrega, su entusiasmo siempre en lo alto por sus temas sujeto a un vendaval interior.
Su lenguaje poético está sujeto a la fiebre del ritmo y la musicalidad que al autor le es afín en su vasta obra poética.
Esta selección se compone de veinte poemas con el santo y la seña que distingue la poesía de Miguel Antonio Jiménez. Como la poesía es un mundo de caos, aunque aparente que no en su forma, la del autor no escapa de ese caos estético y cuando resalto “caos estético “no por desmerito de la calidad de la poesía del autor, en su mayoría.
“… donde el amor absorbe desde el lenguaje que es tiempo / dibujando va la vida lo que desglosa el alma”.
El autor, es escritor.