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 Los piratas del Caribe

 Los piratas del Caribe

Jorge Rolando Bauger

El prolongado aislamiento inducido por el Covid-19, nos permite, además de barrer, trapear y colar café, leer, escribir, escuchar música, hacer ejercicios y ver todo tipo de películas.

Fue así como Los piratas del Caribe (una versión de la saga), nos inspiró a escribir este artículo.

A través de los años, la historia, la literatura y el cine han creado una confusa e idílica imagen de los piratas del Caribe. Tal es así, que todavía no sabemos si eran los buenos o los malos de la película. Lo cierto es que tanto la piratería como la navegación en el Caribe son tan antiguos como el saqueo marítimo.

En los años 1500 -1700, el mar Caribe era surcado por cuatro diferentes tipos de navegantes. Todos ejercían con valentía la misma profesión, aunque diferentes vocablos los identificaban.

La definición que ofrece la RAE de cada uno de estos actores, les permitirá  entender esta aparente simplicidad.

Piratas:  Los piratas eran decididos aventureros del mar que atacaban a todo navío que les pudiera producir beneficios. Edward Teach (Barbanegra) fue uno de los piratas más temido del Caribe.

Corsarios: Sus actividades estaban consentidas por la Corona Británica y su objetivo primario era entorpecer el comercio y desviar el transporte de riquezas hacia su país. Obvio una vez ahí sacaban lo suyo aparte. Para los ingleses, los corsarios eran héroes y Sir Francis Drake fue el más icónico de ellos.

Filibusteros: Esta especie de sicarios del mar usaban pequeñas y rápidas embarcaciones, sin alejarse mucho de la costa, para atacar y realizar abordajes y saqueos a naves españolas. Eran verdaderos trúhanes del mar, pero en sus acciones bélicas respetaban un código de honor.

Bucaneros:Su figura surgió en la Española (Santo Domingo). Al principio eran cazadores de animales salvajes que después de ahumar su carne, la vendían a las tripulaciones de los navíos que estaban de paso. Como se resistían a pagar impuestos a la corona española, fueron expulsados de la isla y se refugiaron Isla Tortuga.

A ese pequeño enclave llegaban todos estos personajes del mar para reparar sus navíos, abastecerse y descansar. En ese escenario, los  bucaneros se asocian con los filibusteros para buscársela como saqueadores marítimos.

Sin importar su denominación, estos personajes del mar cambiaban constantemente de bando según su conveniencia, pero seguían siendo malvivientes.

Como consecuencia de ello hoy en día al vocablo *Pirata* lo asociamos  a todas las acciones fraudulentas, por lo tanto no sorprende la vinculación entre los *piratas * y el fútbol caribeño.

En nuestro variado archipiélago caribeño (Puerto Rico-Haití-Curacao-Aruba-Jamaica-San Cristóbal, RD, etc…), todos saben que con frecuencia los clubes y organizaciones con mayor poder económico, captan (irregularmente) jugadores formados en otras instituciones. Para que esas acciones *piratas* no luzcan tan antiéticas, las maquillan en forma de becas, promesas, ropa deportiva y dadivas de todo tipo. Así es como refuerzan sus equipos con jóvenes talentos de otros clubes con el objetivo de ser competitivos y justificar cuan efectivos son los innovadores métodos de entrenamiento implementados por sus entrenadores.

Consciente de esta situación la FIFA instituyó el programa FIFA Connect, el cual permite que los clubes protejan a sus jugadores de los abordajes externos. Esta acertada medida, ha reducido (no eliminado) el *pirateo* sistemático. Qué bueno que así sea, porque en el año 2020 solo está permitido hablar de *piratería* cibernética.

Dado que el humo de Duquesa y la tensión que genera el fantasma del virus me inducen a percibir que el fantasma de los piratas sigue deambulando en el fútbol del Caribe, decidí que a partir de ahora solo veré series.