Opinión Articulistas

Lula da Silva y Venezuela

Lula da Silva y Venezuela

Chiqui Vicioso

(II)
Cuando pienso en Lula, veo un niño que tuvo que abandonar la escuela en quinto curso para ayudar a su madre, y trabajar como limpiabotas a los doce, y que ha sido electo tres veces como presidente.

Fundador del PT, triplicó el PBI, convirtiendo al Brasil en la sexta economía más grande del mundo. Sacó de la pobreza a 30 millones de habitantes y benefició a 52 millones con su programa “Bolsa Familiar”.

En el 2016, Sergio Moro, un oscuro juez de Curitiba, lo condenó por “corrupción pasiva” a 583 días de prisión, y el 8 de marzo del 2021 la Corte Suprema anuló todos los cargos cometidos por “un error histórico de Moro”, nombrado por Bolsonaro como su Ministro de Justicia.

En el 2022 lo eligieron a un nuevo mandato presidencial, paga la deuda con el FMI, que denomina “el beso de la muerte” y la ONU lo nombra “Campeón Mundial de la lucha contra el hambre”. Apoya el aborto terapeútico y el matrimonio gay, y atiende a 47 millones de estudiantes, ofreciendo 3,000 becas de estudio, y creando once nuevas universidades. Reduce la tasa de mortalidad infantil de 35.87% a 21 y crea un Programa Nacional de Erradicación del Trabajo Esclavo.

Reduce la deforestación, que aumentó con Bolsonaro en un 74%, de 35,000 kms cuadrados por año a 4,500, salvando a planeta de la insania de un irremediable ignorante. Y podría seguir…
José Mujica:

  1. Muchos creen que la corrupción es uno de los talones de Aquiles de los gobiernos de izquierda. ¿Por qué me dejan los gobiernos de derecha fuera? La corrupción es inherente a la civilización humana. Tan vieja como el amor. Ha estado siempre . ¿Saben cuales son los responsables? Las sociedades contemporáneas que nos educan para creer que triunfar en la vida es hacerse rico, fuese como fuese. A los que gustan mucho de la plata hay que correrlos de la política. “Poderoso caballero es Don Dinero, capaz de transformar la bosta (mierda) en oro”, decía Quevedo hace 500 años.
  2. Hoy tenemos un desafío que no entendemos. O nos subimos al desarrollo y gastamos una fortuna en educar a nuestros hijos, o nos quedaremos en el pelotón de los irrelevantes. Porque el capital será el conocimiento, y eso depende de la calidad intelectual que tengamos. Acá nos jugamos la vida, porque lo que viene no es una época de cambio. Es un cambio de época, dentro de poco habrá robots sustituyendo trabajadores, operaciones sin cirujanos.
    No voy a estar, pero hay que trabajar para estar a la altura del desafío, porque si no ni siquiera lavaremos pisos. Estamos en el albor de una época brutal.
    Eso lo entiende Lula, sin altisonancias…