Aun en el ámbito de la especulación o de lo oficioso, medios de prensa de Estados Unidos y Europa refieren una posible venta por parte de Venezuela al banco de inversiones Goldman Sachs de la deuda dominicana con Petrocaribe, ascendente a más de cuatro mil millones de dólares.
Se afirma que esos papeles se transarían por el 41 por ciento de su valor, menos de US$2,000 millones, lo que resultaría en un buen negocio para Goldman Sachs, aunque Caracas ni Santo Domingo han confirmado o desmentido tal operación.
El ministro de Hacienda, Simón Lizardo, dijo que no tenía conocimiento de que Venezuela ofertara en venta la deuda dominicana con Petrocaribe, en tanto que el ministro administrativo de la Presidencia, José Ramón Peralta, afirmó que esa versión solo era oficiosa.
Aun así, llama la atención el hermetismo del Gobierno venezolano en lo concerniente a esta posible o eventual operación, así como el conveniente silencio mantenido por autoridades dominicanas, a pesar de que en los mercados financieros internacionales esa noticia se expande como verdolaga.
En medio de esa nebulosa, se especula que el Gobierno dominicano estaría dispuesto a comprar esa deuda en transacción directa con Venezuela o a través del banco de inversión de referencia, para lo cual dispondría de una emisión de bonos por el valor ofertado.
Una simple deducción matemática indica que aunque la deuda pública se incrementaría inicialmente en US$4,000 millones, el resultado final sería de un ahorro de dos mil millones de dólares, lo que resultaría también en una reducción del porcentaje del endeudamiento en proporción al PIB.
Esa eventual compra de deuda con bonos soberanos mejoraría la calificación de riesgo país porque en términos netos se trataría de una operación que ayudaría a reducir el valor de la deuda, aun cuando el interés a que puedan colocarse esos papeles sería mayor que el prevaleciente en el acuerdo Petrocaribe.
Lo más saludable sería que el Gobierno informe a la ciudadanía sobre lo que ocurre o pueda ocurrir en torno a la deuda de República Dominicana en el marco del Acuerdo de Petrocaribe, antes de que todos se ahoguen en el mar de la especulación.