El asesinato del periodista Orlando Martínez, del que hoy se cumplen 39 años, fue un crimen de Estado, perpetrado para ahogar con la sangre de otro mártir de la prensa el anhelo de la población de reencontrarse con el camino extraviado de la democracia. Fue también una estocada vil y cobarde contra la juventud dominicana a la que dignamente representó el malogrado columnista de El Nacional y director de la revista ¡Ahora!, por lo que ese suceso se inserta en la historia nacional con crespones de tragedia derivada de intolerancia y represión. Aunque los autores materiales del asesinato de Orlando Martínez fueron condenados después que ese expediente deambuló durante muchos años por los vericuetos de una justicia prisionera y venal.
La página en blanco en el libro Memoria de un Cortesano de la Era de Trujillo, reservada por el presidente Joaquín Balaguer para que varios años después de su muerte una persona de su confianza escribiera en ese espacio la historia inédita de ese asesinato, aún no se cumple ni parece que se cumplirá porque quizás nunca se ordenó tal encomienda.
Los autores materiales y los encomenderos cercenaron la vida de uno de los jóvenes más valiosos de su generación, cuya pluma representó la dignidad de un pueblo que ya hastiado de tiranía, represión e incontrolables, clamó por el advenimiento de la libertad y pluralidad, base esencial de una auténtica democracia.
Orlando Martínez fue la voz de los trabajadores, estudiantes, mujeres, campesinos y de la clase media, todos los cuales estuvieron siempre presentes en sus artículos y reportes, que escribía sin temor y con elevado sentido ético y social. La sangre de Orlando, como la de muchos otros héroes y mártires de la democracia y las libertades públicas, no ha sido derramada en vano, porque su bandera plural ha de ser recogida por una generación de hombres y mujeres que jamás permitirá que formas de tiranía o represión se aposenten en poderes públicos para volver a mancillar la conciencia nacional.
El Nacional rinde hoy especial homenaje de gratitud y respeto a la memoria de Orlando Martínez, mártir de la prensa dominicana, quien formó parte por años de esta redacción, hasta aquel aciago día cuando garras de la intolerancia cegaron su valiosa vida.

