Editorial

Mártir de la prensa

Mártir de la prensa

Porque su asesinato, del que hoy se cumplen 40 años, fue un crimen de Estado que se perpetró para silenciar por siempre una pluma valiente, contestataria a la injusticia y al abuso de poder, Orlando Martínez es un mártir de la prensa.

Cuatro décadas después todavía se pretende reducir ese homicidio a la categoría de un crimen político que se ejecutó porque la víctima tendría una militancia de izquierda, cuando la vida de ese valeroso comunicador fue segada porque sus escritos en la revista Ahora y en El Nacional irritaban a grupos de poder.

A Orlando Martínez no lo asesinaron por su militancia partidaria; lo mataron por su condición de periodista, oficio que llegó a ejercer a tiempo completo. ¿Por qué negarle a una víctima de la intolerancia ante la libertad de expresión, la condición de mártir de la prensa?

No pocos comunicadores han combinado ese ejercicio con oficios como sacerdotes, pastores evangélicos, médicos, abogados, profesores, agrónomos o con filiaciones en partidos de izquierda, conservador o liberal, sin que se degrade su condición de periodista.

Orlando Martínez tuvo militancia o simpatía política, que en ningún modo colisionó con su ética profesional, pues todos sus artículos se publicaban bajo su firma y jamás utilizó los medios que publicaban sus escritos para privilegiar o denigrar a personas o sociedades por razones partidarias.

Lo que no debería olvidarse es que el autor de Microscopio fue asesinado vilmente por sicarios militares y civiles que recibieron desde el poder la encomienda de callar por siempre su incesante clamor de justicia y democracia.

La columna de Orlando fungió siempre como un manantial de ideas progresistas en el que abrevaban los jóvenes de entonces, sedientos de libertad y respeto a los derechos humanos. A él lo asesinaron pos sus ideas que expresaba y difundía libremente en El Nacional y la revista Ahora.

Es por eso que hoy, a 40 años de su vil asesinato, se proclama que Orlando Martínez es un mártir de la prensa, a quienes los buenos dominicanos recuerdan por su valor cívico, la firmeza de sus principios, su fervor ético y moral y porque, sobre todas las cosas, fue un buen periodista.

El Nacional

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