Editorial

Más allá

Más allá

Nunca resulta ocioso recordar a Gobierno, clase política y empresariado que, aunque República Dominicana está asentada sobre tierra insular, los eventos que ocurren a nivel internacional producen efectos positivos o negativos a nivel local, por lo que se requiere monitorear siempre cómo anda el mundo.

La dominicana es una economía abierta, muy vulnerable a vaivenes de la situación financiera mundial, especialmente a los mercados de Estados Unidos y la Unión Europea, por lo que resulta saludable que las políticas públicas y las estrategias de desarrollo se revisen o se ajusten en la dirección por donde soplan los vientos.

También deben asumirse como propias experiencias de éxitos o fracasos de otras naciones, como por ejemplo Brasil, que de llegar a escalar la posición más cimera entre las economías emergentes a nivel mundial, ingresó en un santiamén a un cruento periodo de recesión del que no se vislumbra una salida en el corto plazo.

Es verdad que la economía dominicana navega hoy con vientos a favor, pero el capitán de la nave debería estar alerta ante la posibilidad de que en el momento menos esperado se produzca una turbulencia que pueda zarandear indicadores económicos básicos.

Cifras oficiales indican que la deuda pública se redujo a un 36% en proporción al Producto Interno Bruto (PIB), pero no debe olvidarse que los ingresos básicos de divisas (turismo, remesas, inversión extranjera y exportaciones) están conectados con el mundo exterior, por lo que cualquier estornudo en algún rincón del mundo puede derribar la torre de naipes.

A modo de alerta, se adelanta la posibilidad de una crisis de carácter político e institucional en el esquema de integración de la Unión Europea con la previsible salida del Reino Unido, lo que ha provocado un desplome histórico en la libra esterlina y profundizado el miedo a un indeseado retorno al periodo de recesión.

La suerte ha estado del lado dominicano durante la nueva turbulencia económica mundial, matizada por la caída de los precios del petróleo y materias primas de origen agrícola, lo que afecta a economías como las de Venezuela, Argentina, Ecuador y Brasil, un escenario deprimente donde el oro reasume su papel de refugio de las inversiones, lo que beneficia a las exportaciones dominicanas de ese bien.

Aun así, todas las agencias calificadoras advierten sobre más volatilidad y turbulencia en los mercados internacionales, por lo que es menester llamar la atención a Gobierno y clase dirigente que abandonen la poltrona insular y pongan atención a lo que ocurre más allá del Canal de la Mona.

El Nacional

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