El matrimonio infantil es una problemática que se ve en las mayorías de los países de América Latina y otros continentes.
En la actualidad la corriente internacional es que se elimine de una vez y por todas de las legislaciones de los países que aún no lo han hecho, el matrimonio infantil y la práctica de las uniones con menores de edad.
En ese sentido se expresaron 8 países que forman parte del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), organización de la cual República Dominicana es miembro desde el año 2013. La Nación se coloca dentro de los Estados que han asumido el compromiso de incorporar el matrimonio a partir de la edad de 18 años.
Se recuerda que el Estado dominicano es signatario de la Convención sobre los Derechos del Niño, compromiso que ratificó en el año de 1991, así lo refiere el Artículo 24, párrafo 3 de este dispositivo internacional. “Los Estados Parte adoptarán todas las medidas eficaces y apropiadas posibles para abolir las prácticas tradicionales que sean perjudiciales para la salud de los niños”.
Es por ello, que saludamos la iniciativa del gobierno de crear un plan interinstitucional de acción para erradicar esta práctica dañina y vergonzosa, enquistada en la simiente de la sociedad, y la derogación de los artículos 144 y 146 del Código Civil Dominicano.
Con esta postura el país se muestra cónsono con los compromisos internacionales asumidos a través de los convenios, que buscan proteger y salvaguardar los derechos de niños, niñas y adolescentes. Sin embargo, es necesario la implementación de políticas públicas que vinculen de forma directa a la familia. Se espera que la discusión en relación al tema no se centre solo en lo legal y en lo que establecen las legislaciones, sino más bien que se le preste atención a combatir las causas sociales que dan lugar a las relaciones tempranas.
En este sentido, creemos necesario que urge la necesidad de activar los mecanismos preventivos y al mismo tiempo una eficaz política pública promovida desde el Estado que involucre en primera instancia la familia como el núcleo social donde cohabitan los infantes y de donde debe venir la primera formación y educación, todo esto acompañado de un régimen de consecuencia a todos los niveles, que permita identificar los responsables del cuido de este segmento importantes de la población.
María Estela de León