El incremento de los contagios y la indiferencia con que amplios segmentos han asumido el protocolo demandaban más controles, como ha reconocido el Gobierno al frenar la apertura de la tercera fase de la desescalada, en la aplicación de las medidas para contener la expansión del coronavirus. Pero se requieren mejores ejemplos de las propias autoridades para acreditar las acciones contra la pandemia.
El ministro de Salud Pública, Rafael Sánchez Cárdenas, quien favorecía fortalecer los controles e incluso que se decretara el uso de la mascarilla en todos los lugares no ha sido, según la propia cartera, el mejor ejemplo al aparecer en un encuentro sin protección ni respeto al distanciamiento físico.
Otras figuras han aparecido o patrocinado actos en que tampoco se observa el protocolo sanitario. Para acreditar las acciones contra la pandemia en la persecución de las violaciones tampoco se puede ser selectivo.
La verdad es que desde antes de que se entrara en la segunda fase del programa la gente había relajado las restricciones al participar en encuentros y realizar diferentes actividades sin llevar mascarilla ni guardar el distanciamiento. Para contener la expansión del virus, que de un tiempo a esta parte ha disparado el número de contagiados, se tendrá que ser más riguroso en la aplicación del protocolo.
Si las autoridades no actúan con energía y prudencia los casos del coronavirus, de por sí preocupantes, podrían afectar la completa normalización de las actividades. ¡Y sabrá Dios! Por negligencia ni ninguna otra razón el país puede retroceder en la lucha contra el virus.

