El pasado jueves, en el local del Colegio Médico, puse en circulación dos libros Me sorprendió la buena asistencia, especialmente de tres de mis hijos, mi pareja, así como una gran cantidad de hermanos y hermanas que me ha regalado la vida.
Agradecí a Víctor Vidal que prologó y presentó “30 disparates que hice, y volvería a repetir” y a Omar Messón, que con su exposición brillante, viniendo de tan lejos como Sosua, aseguró que los cuentos “Del amor y otras pendejadas” valen la pena. Mi hermano Héctor Olivo dio testimonio de nuestro camino como estudiantes.
Disfruto presentando mis libros, cuesta tiempo tranquilidad y recursos hacerlos, pero creo que vale la pena darlos a conocer. Mi hija Ana dio las gracias a nombre de la familia.
No fue casual que hayamos escogido esa fecha para presentarlos, pues fue un 7 de agosto, hace 30 años, que perdí a mi mamá, y aunque suene como lo correcto a decir, ella fue un acicate para que yo pudiera ser lo que soy y sentirme orgulloso de ello.
Soy un viejo, estoy de retirada, debo recoger, y en cierta forma es lo que estoy haciendo, contando pedazos de mi vida que otros no lo harán porque no he destacado en la sociedad, en la visión del éxito que se tiene hoy día. Tengo la certeza que he tenido una vida decente, y esa es la más importante condición para contarla. En cierta forma ya había iniciado esta despedida con la novela “Los amores perdidos” y el compendio de los artículos que más quiero de esta columna.
Seguiré escribiendo mientras está vejez lo permita porque es una manera de vivir acorde a lo que creo, decir lo que pienso de tal forma que pueda servirle a los demás, tratando de ser yo mismo.
Me invitaron a presentarlos el sábado 23, al mediodía, en el restaurante Havana Heights de la 172 en Broadway de New York, y allí estará quien lo anuncia aquí, en “algo más que salud”.