Editorial

Mella

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Un pueblo agradecido y orgulloso festeja hoy el 198 natalicio del prócer Matías Ramón Mella, miembro de la trilogía de padres de la patria, que con su trabucazo ante la Puerta de la Misericordia el 27 de febrero de 1844 anunció el nacimiento de una nueva República, libre por siempre de toda potencia extranjera.

Valiente, arrojado, reflexivo, dotado de excepcionales cualidades militares y diplomáticas, Mella estuvo presente en los momentos estelares de la guerra independentista y, aunque muy enfermo, en la gesta de la Restauración de la República.

Hombre leal, honrado, que nunca asoció su corazón ni sus principios al odio o rencor, tanto así que sufrió encarcelamiento y destierro, pero retornó a Santo Domingo amparado en una amnistía del presidente Manuel Jimenes, para ser nuevamente expulsado por un Pedro Santana embriagado de servilismo colonial.

Fue el general Mella quien logró articular el movimiento de La Reforma, el acuerdo político ideado por Juan Pablo Duarte con un sector en Haití disidente al gobierno de Boyer, lo que ayudó a consolidar la empresa separatista.

La figura de Mella se erige como referente de moral personal y ética política para presentes y futuras generaciones, porque a pesar de la gran influencia que ejerció sobre el incipiente aparato del nuevo Estado y las diversas posiciones públicas que desempeñó, su vida personal estuvo matizada por la modestia hasta el día de su muerte.

Su singular vocación de servicio e inquebrantable defensa de la proclamada Independencia quedaron demostrados, a su retorno en 1848, cuando de inmediato se incorporó al Ejército para combatir en la batalla Las Carreras contra el intento de invasión de Faustino Soulouque.
Exiliado por segunda vez, por oponerse a la iniciativa de Santana de anexar la República a España, el general Mella retorna diezmado de salud, pero con el mismo ímpetu de combate viajó a San Francisco de Macorís para ponerse a la orden de los combatientes por la Restauración, cuyo mando político lo designó vicepresidente de la República en armas.

El más significativo galardón que recibió en su lecho de agonía, en una destartalada vivienda de Santiago, fue el efusivo abrazo que le dispensó Juan Pablo Duarte, tras lo cual el prócer pidió que a su muerte, su cuerpo fuera cubierto por la bandera nacional. ¡Una patria agradecida saluda hoy al general Matías Ramón Mella!

El Nacional

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