De tanto repetirse ha quedado impregnada dentro y fuera del territorio nacional la percepción de que los inmigrantes haitianos son objeto aquí de crasa discriminación laboral o racial, al punto que sería como una masa humana obligada a pernoctar en cantones de esclavitud.
A simple vista se comprueba que la diáspora haitiana mantiene una dinámica participación en amplios sectores de la económica, como la agropecuaria, construcción, comercio informal y en menor medida en los sectores turismo y transporte.
En la mayoría de los foros internacionales sobre derechos humanos se resaltan supuestas prácticas de discriminación racial, xenofobia o explotación laboral contra la inmigración haitiana, una aseveración que, aunque repetida mil veces, tiene siempre el tinte de falsedad.
Un reportaje publicado ayer por El Nacional resalta la activa participación de miles de ciudadanos haitianos en el comercio informal, especialmente en la venta de artículos usados de vestir y de todo tipo de chucherías en la vía pública.
La mayoría de esos comerciantes y venduteros haitianos desmintieron que sean objeto de discriminación y señalaron que desarrollan sus actividades en las mismas condiciones que los dominicanos, clara demostración de que aquí no se ejerce formas cruentas de xenofobia o racismo.
Los inmigrantes haitianos residen en las mismas barriadas o comarcas habitadas por dominicanos, sin ser objeto de ningún tipo de persecución u hostigamiento; por el contrario, interactúan con sus vecinos en ambiente de camaradería y de mutua solidaridad.
La mano de obra haitiana se ha vuelto mayoritaria en el comercio informal, construcción y agricultura e incursiona en otras labores como el moto concho, compañías de vigilantes privados, jardinería, mensajería y hotelería, siempre en similares condiciones que sus pares dominicanos.
Algún día, el mito de la xenofobia, racismo y esclavitud que se cierne contra el gentilicio dominicano será derribado por la tozuda ealidad, cuyo retrato a la vista de todos es que la comunidad de inmigrantes haitianos se ha insertado en la vida laboral y productiva de la nación sin padecer forma de exclusión o marginalidad que no padezcan también los nacidos en la Patria de Duarte.

