
De Camps y funcionarios de Educación en Almuerzo del Grupo de Comunicaciones Corripio / José de León
La apertura del año escolar se caracteriza desde hace tiempo por la incertidumbre con la inscripción, planteles en mal estado, escasez de aulas y muchos otros problemas que algunos sectores exacerban con distintos propósitos.
Conscientes de que el crecimiento de la población estudiantil desborda la capacidad de alojamiento, las autoridades hacen de tripa corazón para garantizar el llamado pan de la enseñanza a cada alumno.
Es comprensible que frente a las tantas promesas incumplidas los padres desconfíen y se desesperen por inscribir a sus hijos con tiempo en los planteles.
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Pero mensajes tanto como del presidente como del ministro de Educación, Luis Miguel De Camps, de que ningún estudiante quedará fuera de las aulas deben servirles de aliento.
De Camps, quien ha buscado consensuar decisiones relacionadas con la enseñanza con la ADP y otros sectores, destacó que lleva tres meses trabajando para que ningún niño quede fuera de las aulas.
Los padres no deben llevarse de cantos de sirena. Lo mucho que se ha avanzado con la distribución gratuita del desayuno, uniformes, utilería, equipos y hasta transporte es para que si algo se reclama sea más calidad en la enseñanza.
De Camps y su equipo saben el desafío que representa cada año la inscripción y los planteles, por lo que desde temprano comenzaron a trabajar para que ningún estudiante quede fuera de las aulas. Los sectores que inciden en el sistema educativo deberían colaborar más con el proceso de enseñanza.