Con la muerte de don Carlos Morales Troncoso, acaecida el sábado, la sociedad dominicana pierde a un consagrado servidor público que desempeñó con ejemplar lealtad y eficiencia diversas funciones en el Gobierno y el Estado, que lo hacen merecedor de la gratitud de sus conciudadanos.
Morales Troncoso ostentó la vicepresidencia de la República durante dos periodos constitucionales, además de ocupar los cargos de director ejecutivo del Consejo Estatal del Azúcar, embajador en Estados Unidos y canciller de la República.
Mucho antes de servir en la administración pública, el ingeniero Morales Troncoso había ya consolidado su perfil como hombre de éxito en el sector privado, al ocupar la presidencia del entonces consorcio agroindustrial Gulf And Western, hoy Central Romana.
Puede decirse que Morales Troncoso, ex presidente del Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), ingresó a la actividad política y a la administración pública por una vocación de servir a su país que quiso siempre desarrollar a plenitud.
El Nacional se une a la congoja colectiva por el fallecimiento de un buen dominicano, como sin duda lo fue don Carlos Morales Troncoso. Paz a sus restos.
Fiestas de democracia
Dilma Rousseff, del Partido de los Trabajadores, retuvo ayer la presidencia de Brasil en reñidos comicios frente a Aecido Neves, del Partido Socialdemócrata, mientras que Tabaré Vásquez, del Frente Amplio, y Luis Lacalle, del Partido Nacional, tendrán que ir a una segunda vuelta en Uruguay.
Las elecciones brasileñas y uruguayas se convirtieron en auténticas fiestas de democracia, como antes fueron en Bolivia, donde Evo Morales consiguió la reelección, todo lo cual representa una promisoria señal de que la conciencia democrática en América se expande desde el sur del río Bravo hasta la Patagonia.
Hace tiempo que, con altas y bajas, República Dominicana baila también el contagiante ritmo de la democracia, aunque se admite que aún hay que afinar instrumentos y mejorar partituras.